jueves, 30 de junio de 2011

Anticipese

Debo este consejo que voy a dar a mi mujer, que me explicaba que para hacer bien un régimen hay que saber atarse al mástil para que las sirenas no nos seduzcan con su canto. Yo creo que esto es muy cierto, las tentaciones, sean estas en forma de comida, de gastar dinero vanamente, etc., son mucho mas fuerte cuando las tenemos frente nuestro, y cuando este momento llega, su fuerza es tal que muchas veces nos ganan. Es mas lógico, intentar no ponerlas delante nuestro, pero si no tenemos escapatoria y sabemos que allí estarán, prever la situación tomando los recaudos necesarios para no dejarnos llevar cuando llegue el momento.

 

GPS y robos

Ayer oí en la radio que advertían a los utilizadore de GPS que se iban de vacaciones que había un tipo de ladrón que miraban la dirección de partida del GPS cuando los viajantes paraban en alguna estación de servicio a descansar y así aprovechaban para robarlos. El conductor del programa aconsejaba no poner la dirección de la casa de uno, sino la de la Municipalidad local o la escuela más próxima. Yo daría una pequeña vuelta de tuerca a este consejo y sugeriría poner la dirección de la comisaría más cercana o de la prisión, directamente.

martes, 28 de junio de 2011

El tamaño de una muestra

Estaba disfrutando de un paseo cuando caía el sol en Honfleur, cuando fui seducido por un comercio de venta de alcoholes. Entre a dicho comercio y luego de sucumbir a numerosas degustaciones lleve adelante la adquisición de una buena cantidad de cajas de los mismos.

Por aquella época la visita de Carole era mucho mas frecuente. Justamente vino a casa el fin de semana siguiente a mis compras. Carole es ingeniera agrónoma, especializada en vitivinicultura y por aquellos años trabajaba vendiendo vinos de grandes bodegas, vinos realmente caros, y le dije si no quería echar un vistazo a mis adquisiciones. Acepto amablemente, incluso a darme su opinión sobre algunas botellas.

 

La primer botella en abrir ostentaba una cinta que decía "Medalla de Plata", yo le dije a Carole "esta salio segunda, según me dijo el vendedor, en el último concurso" Casi ni había terminado de decir esta frase que Carole me repregunto "concurso con cuantos participantes, con que jurado, quien lo patrocinaba…"

En ese momento recordé mis años en la facultad de La Plata y mi profesor de estadística subrayando en el pizarrón bien grande "siempre tengan en cuenta el tamaño de la muestra".

Recordé que aquel profesor nos había dicho bien claro, cuando hagan estadísticas, tengan siempre en cuenta la cantidad de datos que utilizaron para extraer las conclusiones que saquen. De ellos depende una conclusión o su contrario. Un suceso puede ser aleatorio.

O sea, cuando mayor es la muestra, más fiable es la conclusión.

 

Siempre tengan en cuenta el número de la muestra, el origen de la misma, para así obtener conclusiones más exactas.

Causas, consecuencias y origenes de las causas

Este consejo me lo dio un médico amigo. En una tarde de sofocante calor, mientras disfrutábamos unos helados bañados en chocolate de unos dos metros de alto (como los hacía en los 90's Via Flaminia) me decía "un tipo entra para hacerse operar, cuando uno lo abre encuentra un cáncer con metástasis, y luego la familia le dice a uno que con la operación le despertamos en el cáncer. Jamás piensa que ese cáncer nunca se durmió y que esta allí desde hace años causado por otros orígenes muy distintos a una operación".

 

La gente tiende a pensar "sucedió después DE …, entonces sucedió POR…". O sea, tiende a pensar que siempre hay una correlación implicando la causalidad.

 

El consejo que les doy es, no piensen que porque algo sucedió después de alguna cosa implica que esa cosa es el causante, ni tampoco piensen en una sola causa de origen, la mayoría de las cosas son policausales.

miércoles, 22 de junio de 2011

El Doctor Diego Pregunta

En los años '90, me encontraba llevando adelante una causa ante la Justicia. Mi representante legal era el famoso Doctor Diego M. (cuyo apellido no tengo autorización a dar). En una parte del juicio en donde se presentaban los testigos de la otra parte hubo una serie de observaciones que le hice a mi abogado y que este tradujo al secretario escriba levantando bastante el tono de voz "¡que el testigo justifique sus dichos!". (A propósito, esta escena ya la voy a comentar otro día, porque fue uno de los días mas memorables en mi "vida judicial", porque si bien no reprendo el juicio mas importante, si fue el que me involucraba mas personalmente).

Al terminar la audiencia, mientras bajamos las escaleras del Palacio de Tribunales, le pregunte al Doctor Diego M. porque no había preguntado lo que yo le pase escrito en el papel, y contesto con una evasiva "es hora del almuerzo, ¿tenés tiempo para que te invite?".

Poco después el Doctor Diego disfrutaba de una entra de caviar del Mar Negro sobre hielo picado, con blinis y tostadas de pan de miga con crema ácida de limón y un acompañamiento clásico de huevo picado con echalotes, alcaparras y pepino. Haciendo una pausa me dijo "Alvear Palace Hotel no es el restaurante mas cercano, pero solo aquí siento que como bien". Antes que llegara su plato, un corte de ojo de bife de carne de Kobe, a la parrilla, me dijo lo siguiente: mi misión es analizar las cosas con escepticismo e intento pensar dos veces todo aquello que s eme pide. El modo en el que formulamos la pregunta configura, invariablemente, la respuesta que obtenemos. Tenemos una memoria contextual, es por eso que siempre que estoy en el estudio ante un cliente no cito la ley sino que doy alguna anécdota como ejemplo. Así, los clientes, la recuerdan.

Luego levanto la vista del plato y mirándome me dijo: te doy un consejo, formulate cada pregunta de mas de una manera, así podes contrarrestar la tendencia a responder contextualizadamente.

 

Consejo para ustedes lectores, Reformúlense cada pregunta de mas de una manera.

Buscando solucionando

He tenido algunas discusiones con amigos en donde muchas veces se pone en cuestionamiento la practicidad de ciertas teorías filosóficas y psicológicas. Yo lamento que algunos interpreten la filosofía como un hecho solo teórico o "de libros", ya que todo en la vida son cuestiones filosóficas. Tomamos constantemente decisiones morales, algunas grandes, otras pequeñas, pero todas ellas nos definen.

 

Luego pensé en comentarlas, pero creo que es mejor si formulo algunas de estas cuestiones en forma de consejo. En fin, pienso intercalar algunos consejos, pequeñas cuestiones que a mi me ayudaron mucho a resolver problemas y, en grandes rasgos, a vivir mejor.

 

De adolescente (aunque no tanto, ya que tenía unos 20 años) leí en un libro de Pichon Rivière que la salud estaba del lado de la multiplicidad de soluciones y la patología de la estereotipia. La frase me pego mucho, no tanto por aquel tema de psicología en donde se dice que la patología es una respuesta anacronía a un hecho dado sino como un útil para resolver situaciones presentes. Así que yo cuando me enfrento a un problema, intento pensar distintas hipótesis alternativas de solución, de la forma mas abierta. Así que brevemente, este es el primer consejo: siempre intenten plantearse otras posibles soluciones.

sábado, 18 de junio de 2011

pequeña disgresion

Mantengo brevemente el tema que vengo tratando. Me preguntaba si la respuesta a las decisiones humanas no esta dada acaso por el "imperativo categórico" de Kant (a quien pertenece la última frase del articulo anterior, que no se porque razón no ha salido impreso).

 

De acuerdo a lo que me contaron parece ser que existe un film que trata este problema moral, en donde a una pareja le ofrecen una caja con un botón, si lo pulsan alguien morirá y ellos recibirán una gran cantidad de dinero, pero no se sabe quién morirá, ni como, ni por qué. La película, según me dijeron, es "The Box" (2009) con Cameron Diaz, y que vale la pena por la anatomía de la actriz, aunque el film es malísimo.

 

Entonces, ¿es un problema real el que "no es tanto la separación física del hecho, sino la conciencia de lo que se hizo"? Porque más que la distancia física diría que es el ver o no ver el resultado de lo que se hizo, ya que la diferencia de sensaciones en uno u otro caso es totalmente distinta (a menos, claro, que uno no este en su sano juicio).

 

Y, es que tal vez, separar lo correcto de lo incorrecto siempre será un acto individual. Lo que me confronta a Kant nuevamente con la pregunta. "Un acto, ¿es malo o bueno mas allá de su entorno?". Por ejemplo "robar es malo" pero si tenemos a un indigente que roba para vivir, decir que es malo que robe es lo mismo que decir es malo que intente sobrevivir, ¿o no? Todo va en perspectiva de cada quien.

sábado, 11 de junio de 2011

Diseñ moral 5.2

En todo caso, lo que vemos en ambas situaciones, es que si bien nuestras elecciones morales pueden parecer fruto de un único proceso de razonamiento deliberativo, nuestras vísceras al final pueden desempeñar un papel mucho más importante. Y como casi todo en nuestra vida son desiciones morales, algunas grandes, otras pequeñas, pero están todo el tiempo allí confrontándonos con el proceso, sea en algo prosaico, como comprar un coche nuevo, o bien cuando tomamos decisiones en las que hay vidas en juego. El caso es que sendos escenarios nos muestran también cómo podemos obtener dos respuestas distintas a lo que es en esencia la misma pregunta.

Pero podemos ir más allá. Les voy a hacer el siguiente planteo, que nos es mío, sino del psicólogo Jonathan Haidt:

Resulta que Laura y Jorge son hermanos. Se van de viaje juntos a Brasil en sus vacaciones de verano al final del curso universitario. Una noche se quedan solos en una cabaña cerca de la playa. Deciden que sería interesante y divertido si intentasen hacer el amor. Como mínimo, sería una experiencia nueva para ambos. Aunque Laura ya tomaba anticonceptivos, Jorge utiliza, además, un preservativo, para mayor seguridad. Los dos disfrutan haciendo el amor, pero deciden no repetirlo más. Conservan el recuerdo de esa noche como un secreto especial, lo que les hace sentirse aún más unidos. ¿Qué les parece esto? ¿Está bien que hayan hecho el amor?

Haidt explicaba que la mayoría de las personas que oyen esta historia afirman inmediatamente que estuvo mal que los hermanos hicieran el amor, y acto seguido empiezan a buscar razones. Señalan los peligros de la endogamia, pero enseguida se acuerdan de que Laura y Jorge emplearon dos métodos anticonceptivos. Sostienen que Laura y Jorge sufrirán las consecuencias de su acción, quizá emocionalmente, pese a que la historia deja claro que no les ha quedado el menor trauma. Al final, muchas personas acaban diciendo algo así: "No sé, no puedo explicarlo; sencillamente sé que está mal".

Lo que sucede es que podemos tener poderosas intuiciones morales incluso cuando somos incapaces de respaldarlas con razones explícitas. A este fenómeno en el que tenemos la certeza de que algo está mal pero somos incapaces de explicar por qué, Haidt lo llama "perplejidad moral".

Y lo que pasa es que, quizás, la moral no esta diseñada en nosotros tan universalmente comos e cree, porque, como nos decía eso de que "la moral no es un reflejo de unos valores existentes fuera del sujeto. Esa moral no está en dios, ni en la causa primera o sustancia universal. La moral es un acto que surge de la conciencia individual del ser humano".

 

Diseño moral inteligente 5.1

Pero por supuesto que si hablamos de tomar decisiones morales, vamos a ver que nuestra torpeza es mucho más evidente.

A propósito de dediciones morales, estuve leyendo una serie de estudios sobre dilemas morales. Entre paréntesis quisiera comentar la curiosidad de que en uno de esos estudios, el razonamiento moral entre administradores y médicos de un hospital era distinto aunque todos eran trabajadores de la salud. Lo que explica tantas cosas, como cuando los administradores hablan de "beneficios", o "demasiado caro", etc. y los médicos hablan de curar (o sea, no de "cuento dinero tenemos" sino de "podemos curarlo")… Fin del paréntesis.

El caso es que para poder evaluar los mecanismos cerebrales que controlan la moral, se suelen plantear dilemas morales a los personajes a estudiar. En estos dilemas el sujeto tiene que tomar una decisión sobre la vida y la muerte de seres humanos en una situación límite. Básicamente se trata de la siguiente pregunta ¿Se puede justificar el asesinato para poder salvar la vida de varias personas?

Bueno, pasemos ahora al tema en cuestión, Supongamos que un tranvía descontrolado desciende a toda velocidad hacia un puesto de venta callejera de fruta donde están comprando unas cinco personas. Si el tranvía continúa las va a aplastar. Usted (y nadie más que usted) tiene la posibilidad de pulsar un botón para accionar el cambio de vías que esta justo antes de este puesto callejero y así desviar el tranvía hacia raíles distintos, donde mataría solo a una persona que esta trabajando en el mantenimiento de la calle. ¿Usted, lector, pulsaría el botón?

Y ahora supongamos que está en un puente peatonal, justo por encima de la vía por donde pasa el tranvía descontrolado. Esta vez, para salvar a las cinco personas, sería necesario empujar a una persona un tanto corpulenta desde arriba del puente sobre la vía del tranvía que se está acercando, La persona corpulenta en cuestión, si usted la tira del puente, morirá, pero ese accidente detendría al tranvía y su "sacrificio" permitiría que sobrevivieran las otras cinco. ¿Estaría bien eso?

A propósito de estos dos planteos, parece ser que la actividad cerebral es bien diferente en uno y en otro, por lo menos así lo dicen quienes lo han visto con un sistema de resonancia magnética nuclear cuando al sujeto se le plantea cada uno de esos dilemas.

Aunque la mayoría de las personas contestarían que sí al dilema del botón, también la mayoría se negarían a empujar a alguien desde lo alto de un puente, a pesar de que los dos casos tienen el mismo resultado: se salvan cinco personas al precio de una.

¿A qué se debe la diferencia? Nadie lo sabe con certeza, pero bien podria ser porque en la segunda situación interviene algo más visceral; una cosa es accionar un botón, que es inanimado y en cierto modo está alejado de la colisión real, y otra muy distinta enviar a alguien por la fuerza a una muerte segura.

miércoles, 8 de junio de 2011

Un diseño Divino ? 4

Paso inmediatamente a algo un tanto mas profundo. Se trata de (como decir…) "la inercia" evolutiva, que hizo una significativa contribución a la ocasional irracionalidad del ser humano: calibramos para esperar cierto grado de incertidumbre que está en gran medida (y por suerte) ausente en nuestra vida moderna. Porque hasta fechas muy recientes, nuestros antepasados no podían contar con el éxito de la cosecha del año anterior. A falta de frigoríficos, conservantes y supermercados, la simple supervivencia era mucho menos segura que hoy en día.

Esto trajo como consecuencia, que la evolución fue seleccionando de manera predominante a favor de las criaturas que vivían esencialmente el momento.

Todos sabemos que un ser humano se llena de papas fritas mientras espera que llegue hora de la cena. Esto, por supuesto, afecta a todos los animales, pero la diferencia entre nosotros y el resto de los animales es que, tal y como un animal no se arrepiente en lo más mínimo, nosotros somos capaces de arrepentirnos de comer una bolsa de papas fritas apenas unas horas después de hacerlo. A veces antes (a veces durante).

Nuestra extrema preferencia por el presente a costa del futuro tendría sentido si nuestra expectativa de vida fuese mucho más corta, o si el mundo fuese mucho menos predecible (como le ocurría a nuestros antepasados); pero en los países donde las cuentas corrientes están garantizadas por las autoridades (en fin!) y los almacenes y supermercados son reabastecidos sin problemas, la importancia que le damos al presente es muy contraproducente.

Y aquí llego a lo que disparo el que comience a escribir sobre este tema, una discusión con mi mujer sobre lo difícil que es llevar adelante una dieta alimenticia. Porque, en general, llevar una vida sana durante, pongamos por caso, un período de diez años es intrínsecamente satisfactorio. Durante un periodo de diez años, prácticamente todos preferiríamos llevar una vida sana a vivir achatados en el sofá. Sin embargo, también preferimos (más o menos) comer esas papas fritas a no comerlas, comer este helado de chocolate a renunciar a él, fumar este cigarro a no fumarlo, ver este programa de TV a pasarse media hora haciendo ejercicio, etc.

Diseño divino 3°

Sigo con los errores de razonamiento.

Imaginemos que nos preparamos para un brote de una enfermedad poco común, y los pronósticos dicen que acabara con la vida de 600 personas. Los médicos nos propones dos programas alternativos para combatir la enfermedad. Supongamos que los cálculos científicos exactos de dichos programas son los siguientes:

Si se adopta el programa A, se salvarán 200 personas.
Si se adopta el programa B, existe un tercio de probabilidades de que se salven 600 personas y dos tercios de que no se salve nadie.

La mayoría de la gente elegiría el programa A, para no poner la vida de todos en peligro. Pero las preferencias de las personas dan un vuelco si se plantean de la siguiente manera:

Si se adopta el programa A, morirán 400 personas.
Si se adopta el programa B, existe un tercio de probabilidades de que no muera nadie y dos tercios de que mueran 600 personas.

Es que, por alguna razón,"salvar 200 vidas" de 600 parece una buena idea, mientras que "dejar morir a 400", de las mismas 600, parece una mala opción, pese a que representan exactamente el mismo resultado. Sólo se ha cambiado la forma de expresar la pregunta. Es lo que en mis años de estudio de psicología se llaman "encuadre" y que mi amigo Robertiño me contó que en la facultad de Derecho se enseñaba aprendiendo a preguntar para obtener la respuesta deseada con aquel famoso ejemplo de un monaguillo que le pregunta al Cura, "padre, puedo fumar mientras rezo" obteniendo una respuesta negativa, o le pregunta "padre, puedo rezar mientras fumo" obteniendo una respuesta positiva.

Sabemos también que este tipo de "encuadre" es usado para conseguir respuestas deseadas también en política, publicidad. Ningún político va a decir que estaría bien poner un "impuesto de defunción" pero si diría que esta bien un "impuesto de sucesiones", y una comunidad de la que se dice que tiene un índice de delincuencia del 3,7% es mucho más probable que reciba recursos que otra de la que se dice que está exenta de delincuencia en un 96,3%. Y ni hablar si conviene citar cifras y no porcentajes.

domingo, 5 de junio de 2011

ese diseño es Divino ! 2°

II.

¿Los seres humanos somos racionales en un sentido lógico formal, o aprendemos a serlo? Porque si bien todos los seres normales adquirimos el lenguaje, la capacidad de emplear la lógica formal es algo que la evolución ha hecho posible, pero que no ha garantizado. El psicólogo Alexander Luria viajó a los montes de Asia Central a finales de los 1930 y pidió a la población indígena que se planteara la lógica siguiente: "En cierto pueblo de Siberia todos los osos son blancos. Tu vecino fue a ese pueblo y vio un oso. ¿De qué color era el oso?". La respuesta de los encuestados fue: "¿Y cómo voy a saberlo? ¿Por qué no va usted mismo a preguntárselo a mi vecino?".

ese diseño es Divino !

Que creen ustedes, ¿la especie humana es obra de un diseñador inteligente y compasivo?

¿Cómo puede ser alguien autor del mal cuando lo aborrece, lo persigue y lo castiga? ¿Qué sentido tiene el mal para un dios tan bueno y omnipotente? A mi me parece difícil creerlo, Santo Tomas de Aquino se preguntaba ¿por qué Dios en su infinito poder no pudo crear algo mejor en el que no hubiera el mal? Textualmente Santo Tomás de Aquino dice: "que Dios, en su poder infinito, podría siempre crear algo mejor. Sin embargo, en su sabiduría y bondad infinitas, Dios optó por crear un mundo en vías de su perfección última". Y por lo tanto, nada es absolutamente perfecto y el hombre es un ser finito. Y porque el hombre es un ser libre y responsable el mal moral entró al mundo. "Pero, de ninguna manera", dice San Agustín, "ni directa ni indirectamente, Dios es la causa del mal moral". Porque todas las cosas creadas por Dios eran buenas, Gén 1,31.

 

I.

Yo no creo en que la especie humana es obra de un diseñador inteligente y compasivo, porque si así fuera, nuestro pensamiento sería racional, y nuestra lógica, impecable. Por ejemplo, hay muchísimos ejemplos en que nuestro cerebro no actúa de la mejor forma posible o, si lo hace, es de forma ambivalente; da respuestas, pero no sabe por qué.

Para demostrar mi teoría voy a dar primero un ejemplo que le va doler más a los científicos. Hay un antiguo experimento llevado a cabo por el psicólogo Peter Watson, donde se presentó a una serie de personas una secuencia de tres números: 2-4-6 y se les preguntó qué podría haber generado esa serie. Luego se les pidió que generaran nuevas secuencias y acto seguido les confirmaba si esas nuevas secuencias se ajustaban a la regla. La mayoría respondía con 4-6-8 y 8-10-12 para volver a recibir la secuencia afirmativa. Entonces, el sujeto llegaba a la conclusión de que la regla era algo así como "secuencias de tres números pares sumando dos cada vez".

Sin embargo, sin embargo solo hubo una pequeña minoría que se ocupo de buscar preguntas que "desconfirmaran" la regla potencial. Por ejemplo, pocos preguntaron si 1-3-5 o 1-3-4 eran secuencias válidas. Por consiguiente, casi nadie logró averiguar la regla verdadera que era: "cualquier secuencia de tres números en orden ascendente".

De este experimento podemos concluir que una de las características de nuestro cerebro es que siempre busca pruebas para verificar que lo que creemos es verdadero, y no para rebatirlo. Es por eso que es tan difícil hacer ver a alguien que tiene una creencia que puede estar equivocado. Es muy probable que sea por esta razón que la religión en particular posee una influencia tan poderosa, porque la gente quiere que sea verdad; y entre otras cosas, la religión crea la impresión de que el mundo es justo y de que los esfuerzos tendrán su recompensa.

sábado, 4 de junio de 2011

Un Paraiso personal

¿Cuál es, para usted, el Paraíso? A esta pregunta, aparentemente trivial, la gente tiende a responder con cierta nostalgia: se habla de los días de la infancia, la "edad de la inocencia" de algún verano en particular, de la libertad, de vivir sin responsabilidades, pero en general hablan de algo que, en la mayoría de los casos, esta perdido para siempre.

Sin embargo, durante toda la vida, nos reservamos el deseo de redescubrir el ideal de Paraíso, algo que los más afortunados han sabido encontrar, por muy breve que haya sido el momento, en esos estados de felicidad completa.

 

Por supuesto la idea del Paraíso también tiene connotaciones religiosas y filosóficas: ¿quién le va bien en la tierra puede aspirar a un lugar paradisiaco en el espacio y para Platón, el paraíso estaba vinculado a la idea de Justicia (en profundidad, esta es una idea de un belleza única). Dicho sea al pasar, para Platón la sociedad ideal estaría regida por la "aristocracia", una palabra griega que significa "gobierno de los mejores."

Hoy en día, el Paraíso ya no es lo que era. En la sociedad occidental contemporánea todo parece estar a disposición de (casi) todos, dependiendo de la escala de las expectativas de cada uno (y, por supuesto, de su cuenta bancaria). Quiero decir que para algunos, el paraíso tiene connotaciones materiales: algunos días en una suite de "firma" como el del Hotel Crillon en París, o el Danieli en Venecia con una tarjeta de crédito infinita en la mano, un coche de alta gama con conductor, una comida con amigos en La Tour D'Argent, paseos en una playa desierta y con cocoteros, un mar de aguas cálidas, una isla privada. Para otros, unos días a solas con la persona de la que está enamorada(o), algunas horas de lectura junto a la chimenea, la música, (¡la música!), el arte que lleva a los seres más humanos a percibir lo divino. Para aquellos que sienten que el espíritu es más importante, un "refugio" en un monasterio en el Monte Athos, un período de meditación en un "ashram". La lista puede llenar más y más páginas.

De hecho, desde el siglo XVIII, la Ilustración y la secularización progresiva de la sociedad, pocos son los que desean alcanzar el Paraíso (una palabra de origen persa) más allá de la muerte. ¿Quieres el cielo aquí en la Tierra, y lo quieren rápido: ¡ya! Por una abrumadora mayoría, debe ser el cielo para todos, jóvenes y viejos, buenos y malos, ricos y pobres, hombres y mujeres. El Paraíso ya no es un club privado donde sólo acceden los puros de corazón, los humildes, los desprotegidos, los caritativos.

Posiblemente los financistas (tan pragmáticos ellos) encontraron ya el Paraíso en la Tierra: un paraíso fiscal.

 

Para las mujeres, la idea del paraíso fue, durante milenios, una carga y una fuente de orgullo. Por un lado, la creencia de que la degustación de la fruta prohibida, había contribuido a la eliminación de la felicidad. Quisiera observarles que la fruta prohibida no era el sexo, sino, digamos, el hecho de la adhesión a la actitud de curiosidad por las cosas, el cuestionamiento y el deseo de conocimiento, y también (implícitamente incluido) el valor para optar por tomar riesgos (que es lo que hace a los seres humanos evolucionar, si funciona en conjunción con la inteligencia).

La religión consiguió imprimir en nuestros mapas emocionales y afectivos la nostalgia por el paraíso perdido. Para compensar, los filósofos y visionarios imaginaron lugares donde la vida humana tiene la "calidad" que habían perdido por el pecado original. Así han aparecido y reaparecido utopías en la literatura, la política y la filosofía con cierta regularidad. Creo necesario reiterar que en la tradición de las diversas religiones, el Paraíso (como se describe en Génesis 2) es un lugar que está siempre libre de pecado, de dolor, de privaciones y de muerte, lo que equivale a la felicidad perfecta. Ya en la antigüedad, el poeta Hesíodo, ocho siglos antes de Cristo habló de la "Edad de Oro", el mismo Milton que esperaban para regresar y que se traduciría en un tiempo como perfección y bien. En cuanto a Sir Philip Sidney, en el poema "Old Arcadia" (1580), refiriéndose a un lugar divino situado en la campiña británica en la que el hombre y la naturaleza coexisten en perfecta armonía. Otros incluyen un paraíso en la tierra, lugar escondido en las montañas del Tíbet (Shangai) la imaginada por el escritor James Hilton (1933) o como la vista de Cristóbal Colón cuando desembarcó en las playas del Nuevo Mundo, convencido de haber encontrado el Jardín del Edén. La "Isla del Amor" del gran Luis de Camoes, el célebre Canto IX de "Lusíadas" muestra el placer del poeta en la descripción de un lugar donde los marineros valientes y cansados de Vasco da Gama encontraron una naturaleza prístina bella y los placeres erótico. Con Dante, el Paraíso se presenta en la Divina Comedia, cuando Beatriz lleva al poeta a través de las nueve esferas del Cielo, en ese poema profundamente religioso, alegórico y metafísico. Pero no todas las visiones del paraíso son tan puras. Por ejemplo Baudelaire pertenecía a la Hashischins Club, que contaba entre sus miembros al célebre Dr. Jacques-Joseph Moreau (miembro fundador), el pintor Delacroix, escritores como Théophile Gautier, Gérard de Nerval, Flaubert, Balzac y Alexandre Dumas. Club cuyos miembros se dedicaban a probar una buena cantidad de drogas. Baudelaire describió su experiencia de consumo de opio y hachís en "Paraísos artificiales". Y también podemos leer los pasos de Thomas de Quincey, conocido por sus "Confesiones de un consumidor de opio" (1822).

Al final, una cosa es cierta: aunque no se sabe muy bien lo que es el Cielo, lo que es claro es que todos, consciente o inconscientemente, queremos ir allí (o al menos  permanecer por un tiempo). En un rincón más o menos remoto de nuestro cerebro mantener la idea de que el paraíso está y no se nos escapó entre los dedos.

 

Y para usted, amable lector, donde esta el paraíso, ¿que es? ¿la obsesión por la velocidad, la búsqueda incesante del placer y la satisfacción de nuestros deseos, un ideal de amor, paz, equilibrio, bienestar?.

 

Sea lo que sea, Espero que no lo busquen en cada esquina que cruzan a diario, pero si en todos los afectos de sus vidas, y que una vez conquistado no sean interrumpidas las epifanías, tan fugaces como relámpagos.