La mayoría de las células de los tejidos de nuestros cuerpos son más jóvenes que las personas que las porta, y muy pocas células (neuronas) viven tanto como la propia persona
La vida media del tejido intestinal es de unos 11 años, la de los tejidos musculares de unos 15.1 años, siendo los tejidos del cerebro los que más duran (algunos tanto como la propia persona).
La mayoría de nuestras células tienen 10 años o menos. Por supuesto, esto sería un valor medio, ya que depende del tejido considerado.
Se puede interpretar ciertos estudios científicos como que las moléculas de las que se "fabrican" las nuevas células son obtenidas del exterior (de la atmósfera) y no son recicladas de nuestro propio cuerpo. En promedio, entre 7 y 10 años es la vida media de un átomo en nuestro cuerpo. Incluso las células que más viven, las neuronas en el cortex cerebral, están constantemente fabricando nuevas proteínas y moléculas de ARN, con lo que constantemente consumen carbohidratos y lípidos. Por ello, es bastante plausible que el tiempo medio de renovación de todos los átomos de nuestro cuerpo sea del orden de 7 años.
Visto de esta forma, cada 7 años, años mas años menos, usted es átomo por átomo, 100% otro. Así que, que no vengan a decirle alguien que no lo vio desde hace tiempo "no cambiaste nada!"
La enzima superoxido dismutasa es la máquina más rápida de nuestro cuerpo, se encarga de eliminar los radicales libres del oxigeno producidos por error en las mitocondrias. Es capaz de realizar hasta 7.000 millones de ciclos en un segundo, estando sólo limitada por la difusión de los sustratos. Al eliminar estos radicales libres las células sean dañadas por el estrés oxidativo, el cual es, en parte, responsable del envejecimiento celular.
Una célula recibe entre 1000 y un millón de lesiones diarias en su ADN provocadas por los rayos UV y otros agentes mutagénicos. Para repararlas la célula dispone de proteínas altamente eficaces que pueden encontrar un error entre 15 millones de pares de bases en apenas unos segundos. El equivalente a tamaño real sería como recorrer unos 1000 km de autopista para encontrar un tramo de línea discontinua de un metro.
Nuestro cuerpo es capaz de segregar una droga tan potente como la heroína: la beta-endorfina. Esta sustancia es responsable de modular el dolor e incentiva el placer y la euforia. Si quieren saborearla entre las cosas que liberan endorfinas está el deporte.
La fiebre es un arma utilizada por el sistema inmune para defenderse de patógenos. La liberación de una hormona llamada prostaglandina E2 desencadena una serie de eventos que, al aumentar la temperatura de nuestro cuerpo, aumentan la movilidad y fagocitosis de los glóbulos blancos, la proliferación de células T y la actividad de interferón, y puede reducir la actividad de muchas toxinas. Sin embargo el cuerpo puede perder el control de la fiebre, y no se debe permitir que suba por encima de 40º ya que comienzan a desnaturalizarse proteínas vitales, lo que puede provocar necrosis de tejidos, infarto…
Por encima de 43º la muerte es prácticamente segura.
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