Aquà Luis Agote, héroe de mi esposa. Como poco, sobre él, diré que descubrió como evitar que la sangre se coagule para asà ser transfundida. Probó diversas sustancias sin resultados positivos, hasta descubrir que el citrato de sodio es una sustancia inocua al organismo aunque sea incorporada en grandes dosis.
Este descubrimiento fue un acontecimiento descomunal, uno de los grandes momentos de la medicina de la historia de la humanidad, que a partir de ese momento contarÃa con un recurso precioso, simple, inocuo y fácilmente realizable por cualquier equipo idóneo.
Bueno, una vez descubierto el tema, ¿que hizo Agote? ¿Corrió a patentar su invento y lucrar al máximo con esto? Bueno, no, este era un tipo raro y lo que hizo fue comunicar el resultado de sus investigaciones a las representaciones en Buenos Aires de los paÃses en guerra (por aquellos años sucedÃa la Gran Guerra); pero todas ellas le contestaron con la cortesÃa formal de la diplomacia y nada más, despreciando el descubrimiento que podrÃa salvar tantas vidas. Pero Luis Agote tenÃa plena conciencia de la importancia de su logro terapéutico y además de haberlo ideado y ejecutado, supo imponerlo en el mundo entero como el método que hizo definitivamente factible la transfusión de sangre. Asà que le dio amplia difusión a su descubrimiento a través de instituciones universitarias y de la prensa -inmediatamente el periódico New York Herald publicó una sÃntesis del método de Agote-.
A mi me llamo la atención que el Dr. Luis Agote también actuó en la vida polÃtica argentina: fue diputado y senador provincial, ocupó por dos perÃodos, en 1910 y 1916, una banca en la Cámara de Diputados de la Nación. Fue autor de varios proyectos que se transformaron en leyes, y entre ellos pueden citarse la creación de la Universidad Nacional del Litoral, la anexión del Colegio Nacional de Buenos Aires a la Universidad y la creación del Patronato Nacional de Menores Abandonados y Delincuentes. También publicó no solo trabajos cientÃficos sino que también incursionó en la literatura y la historiografÃa. Apropósito, ¿ustedes se imaginan hoy en dÃa a un diputado o un senador con estas caracterÃsticas, de hombre de ciencias gigante a escala planetaria, asà como también escritor?
Creo que, como el caso anterior, es importante resaltar la actitud solidaria del Dr. Luis Agote, quien no trató de patentar su resultado, lo comunicó de inmediato a medios de prensa, representaciones diplomáticas de todos los paÃses entonces en guerra y revistas médicas internacionales, haciendo posible salvar a incontables personas en grave riesgo de muerte.
1 comentario:
Recibà en una ocasión sangre donada. Se lo agradecà para mis adentros al donante, a los profesionales que me cuidaron y ahora se lo agradezco a también al Dr. Luis Agote.
Publicar un comentario