sábado, 27 de febrero de 2021

Música






Recuerdo hace unos cuantos años, en los alpes suizos, una amiga me decía que siempre la asombro que con la cantidad de notas que tiene La Campanella se pueda escuchar música: https://www.youtube.com/watch?v=M0U73NRSIkw

jueves, 25 de febrero de 2021

Sobre vivir

Como retomar después de una agonía impensable, después que sobreviene ese evento impensable, cuando estamos knock out de pie, en agonía psíquica. ¿Qué hacemos? ¿Nos encadenamos, prisioneros del sufrimiento? ¿O peleamos y volvemos a vivir lo menos mal posible?

Y es que, siempre tenemos al menos un pequeño grado de libertad en donde podemos actuar, no estamos totalmente sometidos a lo que nos quiebra. Porque, ya recibido el golpe que nos abrió la herida, es cierto que no tenemos la total libertad pero también es cierto que está ese pequeño espacio de libertad que decide el no estar sumidos a este evento para siempre.

Dice aquel refrán chino "Que los pájaros de la tristeza vuelen sobre ti, o incluso que se posen, es algo que no puedes evitar. Pero sí que construyan nidos en tu cabeza".

Es como esa astilla que te clava la madera mal pulida, o la espina de una planta, no la podemos evitar, pero luego debemos sacar eso que nos hace mal y esperar a que la herida cicatrice. Así la vida, a su turno, nos lanza puñales, puñales que a veces conseguimos esquivar y otras nos dan de lleno en el centro del alma y nos dejan en vilo. Incluso si sabemos que la vida nos lo va a lanzar y nos va a herir, esto no los hace ni esquivables, ni menos dolorosos. Pero esta en nosotros no desangrarnos en esa herida, quitar ese puñal clavado en nuestra alma y ayudar a que cicatrice.

Nos acechan las cadenas y el dolor. ¿Quién o qué sea nuestro redentor?

sábado, 20 de febrero de 2021

Allí esta

Ahora la acepto en mi memoria y sé que algo, sin duda, aconteció. Pero no lo sentí como debiera haber correspondido. ¿Acaso todo lo mío es imaginario?

Recuerdo claramente que lo dijo. Y no me refiero a palabras.

Y sin embargo, allí está desde siempre y aun así tengo que descubrirla. Surgirá en los sueños, en la vigilia, al volver las hojas de un libro, al escuchar esa canción, o al doblar una esquina. No debo impacientarme, porque eso solo sirve para cambiar el pasado y martirizar el presente. El azar puede favorecerme o demorarlo todo, según su acostumbrado y misterioso modo.

Lo peor es que a medida que yo vaya recordando, alguien ira olvidando. No lo prometo, ni es un plazo. ¡Pero juro, por Dios, que me encantaría!