sábado, 18 de octubre de 2008

Ali BABA

He aquí uno de los colegas de Herr Profesorr, y su boutique de dudosa moralidad científica. Este seguidor de las disparatadas teorías de Herr Profesorr considera que la saliva posee virtudes curativas. Para ello se basa en los pasajes evangélicos (Juan, 9; Marcos, 8) en los que Jesús devuelve la vista a un ciego aplicando su saliva a los ojos del hombre. Y en el Evangelio de san Marcos (7), donde se cuenta cómo Jesús curó a un hombre sordo y tartamudo, metiéndole primero los dedos en los oídos y después aplicando saliva a su lengua.

 

Cuando lo increpe furibundo (y no fue porque había cámaras de televisión presente) este personaje me dijo que abundan relatos similares de curaciones con saliva en los mitos del hinduismo y el budismo, y en leyendas medievales sobre santos cristianos y sus milagros como si esto fuera una argumentación convincente.

 

Es cierto que la Enciclopedia de religión y ética editada por James Hastings dedica cinco páginas del tomo 11 a las supersticiones sobre la saliva en todo el mundo. Y que el erudito romano Plinio el Viejo, en su Historia naturalis en 37 volúmenes (año 77 d.C.), describe numerosas propiedades curativas de la saliva, en las que mucha gente creía en aquellos tiempos.

 

Pero creo que este tipo de personajes se extralimita al utilizar este tipo de Vademécum:

 

- si a uno le muerde un perro rabioso, se puede evitar la hidrofobia bebiendo la saliva del perro;

- la saliva de caballo cura las dolencias del oído, las escoceduras causadas por montar a caballo y los trastornos del útero;

- frotándose con saliva detrás de las orejas se serena el espíritu.

 

Yo ya estoy arto de oír a diario decenas de supersticiones acerca de la saliva provenientes de la ultima publicación de Herr Perofesorr. Incluso en el capitulo IV se citan también las propiedades medicinales de la saliva de los santones indios y los milagros medievales atribuidos a la saliva.

 

Uno de estos desviados ha asegurado que se pueden evitar e incluso curar las cataratas cepillándose los dientes, raspándose la lengua, escupiendo en un vaso de agua y lavándose los ojos repetidamente con la mezcla. No logro establecer como un opacamiento irreversible del cristalino del ojo puede dar marcha atrás con esa mezcla…

 

Seguiré con mi Cruzada Científica en próximos artículos.

 

1 comentario:

Herrr Profesorrrr dijo...

No puedo creer que tenga tanta saliva para decir tanta mentira. Y sí, no esperaba menos de Ud. que vino a escupirme el asado