sábado, 19 de diciembre de 2009

Oh ! tristeza, oh! corazón

En unos días parto hacia Euzkadi. A causa de las condiciones climáticas durísimas acepte que el TGV nos lleve. Nuestro destino es el corazón del Camino de Santiago. El TGV solo llega a Biarritz y de allí hay que hacer transbordos a otros medios. Vi que una de las posibilidades es a Hendaya y como justo en ese momento estaba escuchando Tosca, me acorde de otra obra del mismo autor que fue inspirada en una obra de Pierre Loti, que nació en Hendaya.

 

Entre los argumentos de ópera tristes, hay uno que destaca por su popularidad y por su belleza, pero también por la cantidad de sopranos que contaron que eligieron la carrera de cantante de ópera luego de haber visto Madame Butterfly.

 

Hoy he estado con mi hija viendo otra vez (y van 874.165 veces) a Sarah Chang, luego de lo cual le propuse escuchar un poco de "bell canto", y dude de poner la famosa obra de Puccini. Pensé que era fácil de entender cuando me acorde que el propio Puccini contó que sintió el providencial impulso al cual debemos la composición de la ópera, cuando fue a ver de casualidad la obra de teatro Madame Butterfly. El caso es que Puccini era toscano (parece chiste, pero es así). Así que como buen italiano tenía el idioma de la ópera y no necesitaba más que su arte para crear. Cuando aceptó la invitación de un amigo para ver la mencionada obra de teatro fue sobre todo por curiosidad de saber porque todo Londres hablaba de esa obra. Contó luego que "a lo largo de la velada me maravilló el hecho que sin entender una sola palabra de cuanto se decía sobre la escena, me era posible seguir paso a paso, con la mayor facilidad, el desenvolvimiento de la acción dramática. Momentos después del termino de la función, estaba yo rindiéndole mi personal homenaje al autor, y solicitándole, con los ojos llenos de lágrimas, autorización para usar Madama Butterfly como tema de mi próxima ópera''.

 

Tras recordar esto, supuse que no estaría mal. ¡Pero es tan triste! El personaje de Cio-Cio-San es exquisito pero tan sufrido que dude. Pensé que tampoco iría a entender la transformación de crisálida en mariposa, de niña a mujer, que justifica que la llamen ''señora mariposa''.

 

Muy brevemente les cuento el argumento. En la época en la que transcurre la acción, los oficiales con destino lejano de sus patrias usaban "casarse" para tener esposa durante el tiempo que dure su destino. Esta unión no siempre era entendida de la misma manera por las partes comprometidas.

 

En la ópera, el teniente Pinkerton toma como esposa Cio-Cio-San (Madama Butterfly), una geisha japonesa de apenas 15 años cuyo padre se suicido mediante el ritual del seppuko, y luego ella fue vendida como geisha. La pequeña Cio-Cio-San cree que esta unión con el teniente norteamericano es para siempre y se la ve alegre y riendo con sus amigas geishas.

 

Tres años después. El viaje de deber de Pinkerton ha acabado, y él ha regresado a los Estados Unidos, habiendo prometido a Mme. Butterfly regresar. Y así espera la pobre Cio-Cio-San pese a la desconfianza de su fiel sirviente, quien le dice que él los ha abandonado.

Tiempo después Pinkerton envía una carta, Butterfly se encuentra tan enloquecida con el placer de ver la carta de su esposo que es incapaz de comprender su contenido. La pobre Butterfly ha sido por mucho tiempo sujeto de burlas y justo cuando las cosas no se pueden poner peor, disparos distantes saludan la nueva llegada del Abraham Lincoln, el barco de Pinkerton. Butterfly y Suzuki (su sirviente), en una alegría salvaje, decoran la casa con flores y se adornan ellos mismos y al niño con vestidos de gala (porque de la unión del marino y Mme. Butterfly ha nacido un bebe).

 

Esta es una de las partes más conmovedoras para mí y quisiera compartir con ustedes esta versión de Renata Scotto del "Un bel di vendremos", de una calidez y una virtuosidad     exquisitas. Les agrego la letra, aunque el italiano es comprensible, para que comprendan mas el dramatismo y (sabiendo que su amado no la ama, aunque ella así lo cree) la emoción del momento. Porque quizás la aflicción se acrecente una vez conocido el texto, porque es entonces cuando se entiende hasta qué punto una voz puede reproducir e incluso sentir el desgarro de Madame Butterfly

 

Un bel di vedremo...

"Un bello día veremos levantarse un hilo de humo en el extremo confín del mar. Y después aparece la nave. Y después la nave es blanca. Entra en el puerto, truena su saludo. ¿Ves? ¡Ha venido! Yo no voy a buscarlo, yo no. Me pongo ahí, en lo alto de la colina y espero, espero mucho tiempo. Y no me importa la larga espera. Y, salido de entre la multitud de la ciudad, un hombre, un pequeño punto, sube por la colina. ¿Quién será?, ¿quién será? Y cuando esté aquí, ¿qué dirá?, ¿qué dirá? Llamará: - Butterfly- desde lo lejos; yo sin responder. Estaré escondida. Un poco por bromear, y un poco por no morir al primer encuentro. Y él, un poco ansioso, llamará, llamará; "Pequeñita, mi pequeña esposa, perfume de verbena", los nombres con los que solía llamarme. Todo esto sucederá, te lo prometo. Guárdate tus temores, ¡yo con segura fe lo espero!"

 

(He de confesar que me contengo como puedo hasta que la soprano comienza a cantar que

se va a esconder, un poco por jugar, pero en realidad para no morir de emoción en el primer encuentro. Momento en que imagino como estalla un corazón de alegría frente a una emoción enorme, inabarcable). Pienso en el primer amor de una quinceañera, en sus ilusiones y fantasías de lo que será su vida. El amor profundo. Este "Un bel di vendremo…" es uno de los más bellos y conmovedores momentos musicales de la historia de la música.

 

 

 

http://www.youtube.com/watch?v=8oNDG5McVM4

 

 

Luego aparece el Teniente Pinkerton con su mujer norteamericana (porque se caso en EEUU) y le avisan a Suzuki la terrible verdad. Aparece Mme. Butterfly radiante, esperando ver a su teniente, pero se encuentra solo con Kate, la mujer del teniente Pinkerton. Mrs. Pinkerton le dice a Butterfly que ellos cuidaran del chico.

Ella recibe la verdad con una calma patética, educadamente felicita a su reemplazante, y le pregunta a ella si puede decirle a su marido que en media hora tendrá al niño. Luego, habiendo despedido a sus visitantes, ella es dejada a solas. A la hora prevista, Pinkerton y el cónsul de los EEUU regresan, y encuentran a Madama Butterfly muerta por su propia mano luego de haberse despedido de su pequeño niño.

Ella ha usado como arma la espada de su padre, con la inscripción: "Morir con honor, cuando uno no puede seguir viviendo con él". Frase que para el padre tuvo un sentido y para la hija otro ("viviendo con él"). La ahora humillada, hija del desgraciado samurai, ha decidido morir orgullosamente del mismo modo en que un samurai muere por honor, ella lo hace por amor.

 

¿Cómo no emocionarse con la desdicha de Cio-Cio-San? Uno la comprende, y la voz de ciertas sopranos consigue trasmitir la amargura de su garganta, el temblor de su pecho, que se clavaban en el corazón de quien lo escucha todos los mil pedazos de mujer desencantada. Uno se ahoga en la sangre emanada de la mortal herida del kaiken.

 

Imagino que hay quien la debe sentir con mayor empatía. Como se siente uno en ciertas situaciones, como Madame Butterfly, diminuta e ilusa como ella, muchas veces coleccionando tenientes que abandonaban y dejan en la espera y regresaban al poco tiempo de la mano de otra mujer. Con finales menos trágicos, claro, en donde nunca se llega a morir del todo.



1 comentario:

COMO-LUCES dijo...

Què puedo decir? El solo hecho de leer a un amigo tan virtuoso, tan querido y tan lejano me emociona. A esto le agrego que el relato me toca muy íntimamente y casi que no logro contener el aguita que sale de mis hojos. Solo diré que tomo el nombre de la opera`pero por suerte, y siendo fiel a mi naturaleza, en un sentido màs feliz, y es que me he sentido muy gusanito demasiado tiempo y ahora solo resta mutar en mariposa...
Besos y abrazos desde el sur