domingo, 14 de marzo de 2010

Ser padre es una continua agitación del corazón

Por insistencia médica, sobre el tema de mi peso, me he agenciado uno de estos aparatos para hacer gimnasia en donde uno debe despilfarrar energía haciendo un movimiento repetitivo. Tan repetitivo es el movimiento como el de pedalear y al estar uno entre muros se da cuenta que lo recreativo de andar en bicicleta es ver pasar el paisaje y no la actividad física en si misma.

Así es que fui a mi proveedor habitual de DVD y compre algunos films que se puedan ver mientras uno hace gimnasia. Entiéndase bien: adoro, amo profundamente ver películas, por eso no podía elegir películas en las que uno se tiene que sentar y ver la proyección concentradamente.

 

Así, caí en un film de Luc Besson (tiene un montón para este tipo de menesteres). Este film en cuestión se trataba de un grupo de jóvenes de banlieue que tenían ciertas habilidades físicas y destacaban en ese deporte francés llamado parcours y que consiste en hacer, justamente un parcour pero en un circuito insólito. Me explico mejor. Es hacer un recorrido mediante saltos, trepadas y rodadas por terrazas, balcones, barandas etc., etc.

 

El film es malo, pero peor aun (mucho peor aun) es el espíritu, la filosofía que intenta decirnos. Porque, finalmente, es un film para chicos. Para púberes si se quiere, pero más para chicos.

Les cuento brevemente. Esta ésta bandita de chicos que sube edificios por sus paredes solo para ver la vista que se tiene desde la terraza. Por esta razón son perseguidos por la policía y admirados por los chicos del quartier. Entre los policías gritones y el jefe histérico por atraparlos, se encuentra un policía que es amigo de la bandita de deportistas porque se crió en el barrio con ellos. Él los comprende.

Luego aparece un chico (sin ilación con la pobre línea argumental) que se cae de un árbol jugando en su escuela y queda muy grave en el hospital (bastante mal atendido, por cierto) porque solo una zonda de oxigeno

En el hospital hay un médico que no lo quiere operar si no le pagan. La operación es muy cara para la pobre familia árabe (por cierto, la bandita la integran negros, árabes, un asiático y algún emigrante mas) y la banda antes mencionada proceden a cometer una serie de delitos (robos, va!) para conseguir objetos para vender a un comprador de objetos robados y conseguir así el dinero para la operación.

A todo esto el médico le da plazo a la madre para que le consiga el dinero. Le dice, algo así como "el lunes que viene a las 12 horas".

Luego de cometer toda clase de fechorías, tener discusiones con el policía amigo (sobre leyes y ética) los miembros de la banda parecen justificar los medios por el fin que persiguen.

Finalmente consiguen el dinero cuando el comprador de mercancía robada les mal paga por una serie de objetos de arte. Va uno de la banda al hospital (los otros fueron atrapados por la policía, pero sin los elementos robados) y le da el dinero a la madre del mocoso. Esta va a la oficina del médico que no esta haciendo nada y le pide que lo opere, que a tiene el dinero, mientras le muestra un montonazo de billetes. El médico le responde que lo siente pero que ya es tarde. La madre le dice que es lunes al mediodía, y el medico le responde que no, que la propuesta era hasta las 12 y que son las 12 y 10. Entonces, aparecen los miembros de la banda (que fueron liberados gracias a que el policía amigo mintió encubriéndolos) y le piden al médico que recapacite, que les costo mucho conseguir el dinero, entonces el médico de buenas a primeras saca un arma y los amenaza de muerte a todos, pero aparece el policía amigo y extorsiona al médico para que opere a la fuerza al chico.

 

No pretendo criticar el film, así que no voy a entrar en detalles por ese lado (no vale la pena). Sí, pretendía contarles un estudio sociológico al que tuve acceso en el que se cuenta datos estadísticos (como la cantidad de escenas violentas que ve un chico, cuando éste no tiene discernimiento para diferenciar la realidad de la ficción). Pero muy pronto me di cuenta que esos números (que son escandalozos) no son el objetivo de este blog.

Así que voy a abrir mis sentimientos y contar lo que me preguntaba, viendo este tipo de film para chicos, con valores éticos y morales tan trastocados (por no decir "dados vuelta totalmente"). Lo que me preguntaba cuando veía el tipo de alimento con los que algunos  estan nutriendo a una generación de chicos.

 

Y es que el cine, la literatura, y especialmente la televisión, son prescriptivos de las acciones morales correctas. La influencia tan seria de estos elementos contenedores de valores morales y éticos esta tan descuidada (¿o lo hacen a propósito?) que es peligrosamente ingenuo dejar que siga este rumbo. Porque nuestra vida se basa en decisiones morales, algunas pequeñas, otras trascendentes, pero todas ellas van signando quien somos y adonde nos dirigimos, tanto como personas como, como sociedad.

 

 

Allí están los chicos, que hasta hace poco leían cuentos de hadas historias llenas de esperanza, tal vez de Hans Christian Andersen, de los hermanos Grimm, o de E. Nesbit, o los de María Louisa Molesworth, o las canciones y cuentos de María Elena Walsh. Pero hoy ni leen esto, ni tampoco otras cosas, porque ocupan su tiempo viendo televisión excesivamente o jugando videos juegos, en donde individuos que desconocen el significado de la lealtad, el amor, la generosidad, la ternura, la delicadeza, la sinceridad, la paciencia, el perdón, al autocontrol, la alegría sincera genuina inocente, la gratitud, el respeto a los otros, la bondad, la paz y la no violencia. Videos en donde estos individuos muy particulares se dirimen violentamente, siempre llenos de intenciones belicosas y de inmensa capacidad para organizar cosas ilegales.

 

Y pienso en los cerebros de nuestros hijos, con todas sus celulitas en formación, multiplicándose en forma continua, ¿Cómo podrán liberarse de que se los deforme y entorpezca con tanto "romanticismo" árido y belicoso? ¿Qué es lo que van a soñar? ¿Y mañana hablaran en el nombre del cielo o del infierno, de los dioses o de los demonios, sea Krishna, Buda, Mahoma, o Dios, cuando hayan madurado y tiren ya solos de sus propias riendas (si es que esto existe realmente), cuando estén, o no, listos para afrontar la vida? ¡Pero si despreciaron (o ni tuvieron la posibilidad siquiera de esto) los más hermosos sueños!: hadas, caballeros, anillos mágicos, el Bien que triunfa…. Pero si en los años formativos solo recibieron violencia. Y hablo de los años en que mas profundas son las impresiones.

¿Qué formas inamórnicas van a dar al mundo? ¿Qué modelo deforme utilizaran para esculpir el mañana?

 

Es un pensamiento realmente sobrecogedor. O peor aun, es una situación tan alarmante que nos hace descender con repentino estrépito a un mundo que (lo mas probable para el lector/a de este blog) no es el nuestro, aunque vivimos en él. Un pensamiento que si lo continuamos derriba nuestras estúpidas torres de marfil, dejándonos expuestos a la triste intemperie de esta realidad de hoy y a los vientos y tormentas desencadenadas.

 

Supongo que mi argumento suena bastante arcaico, pero siendo padre sé que este pensamiento golpea en el corazón de todos mis pares que son padres, pero no de todos los que son padres. Porque, he aprendido con la experiencia, que ser padre es una continua agitación del corazón, desde el principio y (supongo) hasta el fin de los días, y desde todos los puntos de vista. El corazón que late distinto desde el parto (para el padre y la madre), los primeros tremulosos pasitos, llanto indescifrable de los primeros días, fiebre, una tos a la noche, los brazos gordos y las piernas rechonchas que abrazan como un bichito de cuatro patas…. El orgullo y la gloria indecible de verlos crecer sanos, contentos, felices.

Y para seguir agitando al corazón, siempre esta el reverso de la medalla: los temores razonables y los irrazonables, que florecen impúdicamente por todos lados como la hierba mala. Temor de accidentes, de fiebre muy alta, de diarreas y deshidrataciones, de muertes súbitas, de secuestros, maltratos de quienes quedan a su cuidado, y demás cuestiones que existen en el subconsciente, desde donde muerden como el Can Cerbero nuestra mente y nuestras entrañas, y se transforma en un monstruo, cuya mitad solo vemos nosotros, que es seria y horrible y cuya otra mitad ven los otros que es cómica e inofensiva.

 

Sé ahora, como lo suponía en otros tiempos, que llegara inexorablemente un día en que mi hija se deba enfrentar ante este mundo educado por la violencia, la falta de ética y el no respeto a los códigos morales. Y estaré obligado a esforzarme mucho, muchísimo, por tener tino y comprensión, cuando exista algún reproche de su parte, y (tal vez) tragarme algún consejo y esforzarme mas todavía para convencerme a mi mismo de que la educación con la que la crié fue la correcta, leyéndole inocentes cuentos de chicos, con los valores con los que estoy de acuerdo.

 

 

Posiblemente se me critique (con razón), que escribir esto en un blog, o sostenerlo en charlas es solo una diminuta chispa de esperanza en un mundo mejor, contra una tormenta enorme de odio, prejuicios y violencia. OK, pero ¿que otra cosa queda que luchar contra los profundos errores morales y valores equivocados de muchos seres humanos? Por supuesto que no intento revertir de un plumazo años de odio, violencia y discriminación institucionalizada, (no, al menos yo solo), mediante la sola apelación a leer historias con valores éticos y morales, porque acepto sin discusión que incluso el cuento mas logrado es frágil en este mundo lleno de diversas formas de crueldad (y esto lo viven nuestros hijos desde la mas tierna infancia, ni bien comienzan su proceso de sociabilización). Acepto la crítica de quien quiera hacerla, solo me basta con ver como se abordan algunos de estos temas en la práctica política, práctica política hecha por seres humanos que con excesiva frecuencia parecen impermeables a la compasión.

Me opongo a ese tipo de literatura que propone una forma de ver la vida estrecha, parcial y violenta. Y claro que son ellos los que repudian la otra literatura, que por otro lado, es la mas coherente y humana.

 

Sé que desde hace años estoy metido en la batalla, y se también que no estoy solo. Se que sumerjo a otros en la misma disquisición, pero ¿qué otra cosa podemos hacer como personas si deseamos alentar la esperanza y el respeto por nosotros mismos y por un mundo mejor para nuestros hijos? ¿Que otra cosa que, al menos con historias, crear el registro del caso honorable y posible (como decía Henry James)? Porque al menos podemos esperar que este registro permanezca y aunque no convenza siempre, al ser confrontado con lo brutal y obtuso del mundo de hoy en dia, de testimonio de los valores correctos, de la posición a adoptar.

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