domingo, 7 de marzo de 2010

Tornillos cartilaginosos

Estaba con un compañero de trabajo sacando los parlantes del auto para poner otros de mejor calidad. Es fácil hacerlo, uno quita los tornillos, desenchufa el cable y listo, ya saco los originales. Luego pone los nuevos, atornilla y enchufa el cable. Mientras trabajábamos me contó que tiene un amigo médico, medico de mujeres, como se decía antes o secamente ginecólogo, como se dice hoy. Y me contó lo siguiente:

el viernes pasado había quedado con su mujer para ir al cine luego del trabajo de ambos. Como todos los médicos se fue atrasando de consulta en consulta, tanto así que la anteúltima que debería ser a las 17:00 horas fue casi a las 18 horas. La última debería haber sido a las 17:30, pero ya eran pasadas las 18:30 y la señora no había llegado, así que se abrió el guardapolvo, se quito los zapatos tomo un refresco de la heladera y se sentó en la sala de espera a que llegue su mujer. Estaba en esto cuando llego agitada la última paciente. El médico le dice que la disculpe, pero que él pensaba que ya no iba a venir, mientras la invita a sentarse y la convida con un poco del mismo refresco que él estaba tomando. La señora se sienta, toma la bebida y le estaba explicando el porque de su demora cuando sienten la llave en la puerta principal y el ginecólogo le dice con cara de susto; "debe ser mi mujer, pronto: ¡desvístase, acuéstese en la camilla y abrase de piernas!".

Nos reímos y yo le conté otro y él otro y así pasamos un buen rato. Hasta que él me dijo "voy a destornillarme de risa".

Le explique que destornillábamos los tornillos, dándolos vueltas y vueltas. Que cuando uno se ríe mucho podría llegar a desternillarse (en sentido figurado), que es romperse "las ternillas" que son los cartílagos de la nariz. Salvo Frankenstein, en la nariz tenemos ternillas no tornillos.

No hay comentarios: