sábado, 21 de julio de 2007

La humanidad absurda

Goya es uno de los pintores que me fascina. Es uno de los que, decididamente, forman parte de los mas grandes Genios. En la historia de su vida tiene el origen casi humilde, la lucha por conseguir un sueño, y por sobre todo la vocación de pintar, pintar y pintar como una pasión irrefrenable, como un motor de movimiento eterno, y esta pasión, con una calidad ajena a todo movimiento o época.

De los cuadros de Goya admiro todos. Pero quisiera observar especialmente la etapa a partir de “Los Desastres de la Guerra”. Estos grabados fueron realizadas por Goya hacia 1810 y 1815. Temeroso de una persecución política por la dureza de los grabados, las guardó a buen recaudo y fue en 1863 cuando fueron publicadas por primera vez. La serie supone una brutal crítica a la sinrazón de un conflicto armado, sin tomar partido ni por "los buenos" ni por "los malos". Creo yo que aquí, comienza Goya mostrar lo claro que logro plasmar en su obra y así muestra a los franceses, de la misma manera que hace con los españoles, como auténticas máquinas de matar. El conflicto armado entre españoles y franceses va a provocar un importante cambio en su pintura, que a partir de este punto cominza a partir de entonces a ser más suelta, más violenta, más negra en definitiva.

Paso inmediatamente a sus celebres 2 y 3 de mayo. Yo, bastante inculto en el arte pictórico, me conformo con las migajas que puedo recibir al ver una obra. En estas me impacta el valor expresivo de los rostros de las gentes y de los caballos, cuyas iras por un lado y cuyo deseo de abandonar el lugar por el otro, se pone tan de manifiesto como lo caótico en ambos lados. En suma, Goya nos muestra cómo pudo ser la guerra con toda su violencia y su crueldad para manifestar su posición contraria a esos hechos y dar una lección contra la irracionalidad del ser humano.

Mi mujer, infinítamente mas ilustrada que yo en lo que se refiere a pintura, cuando visitamos el museo del Prado, no deja de señalarme detalles que para mi son imperceptibles. Así, Caro me hace notar como la ejecución de la obra es totalmente violenta, con rápidas pinceladas y grandes manchas, como si la propia violencia de la acción hubiera invadido al pintor. Me señala otras, como el colorido vibrante que incluso permite libertades como la cabeza de un caballo pintada de verde por efecto de la sombra. Para mi, muchísimo mas inculto en este aspecto (repito) no deja de dejarme pasmado la expresividad de las figuras, que consiguen un conjunto absolutamente impactante para quien las mira.

Es curioso sobre el cuadro del “2 de mayo” que otra guerra, la Civil del ’36 le produjera serios daños, cuando la camioneta que llevaba los cuadros se accidento y rasgo el lienzo en la parte izquierda. Tras la restauración de las obras, se dejaron en esa zona espacios pintados en marrón, lo que no deja de ser una ironía en un cuadro que intenta plasmar la sinrazón de la guerra lleve cicatrices de otra guerra para recordarnos nuevamente lo mismo.

Sigo, entonces, con el impactante “3 de mayo de 1808”. ¿Alguna vez se han detenido, aunque sea frente a una lamina, de este cuadro?. Vale la pena, aunque es duro hacerlo. Este cuadro tiene un concepto dramático, romántico. Una visión moderna, o diría mejor una forma moderna de entender el concepto de guerra (o acaso esta imagen no podría ser atribuida hoy en día a Iraq, o ayer a la 2° Guerra, o mañana....). Allí esta el martirio, principalmente del pueblo, de la gente, no de tropas militares contra tropas militares, no de logros nacionales, sino de gente del pueblo más que sus dirigentes. Goya no pinta a un poderoso rey a caballo, ni un general en carga de caballería. No hay héroe, hay horrores con la fuerza de la tragedia aquí expuesta.

En “los fusilamientos” lo que vemos es la visión de Goya de lo que hace un ejercito para reprimir las reacciones de la gente. Allí están nuevamente para mi las expresiones de rostros vulgares, aterrorizados y desesperados : mas horrores. Si uno recorre lentamente el cuadro puede ver toda una galería de retratos del miedo, del horror. Entre las víctimas, cada uno se prepara para recibir la muerte con una actitud distinta, hay quien se tapa la cara, y hay quien ofrece el pecho a las balas, que es por cierto, de todos los personajes al que mas me conmueve (hasta las lágrimas, si me permiten). Este personaje es un elemento terriblemente dramático, sabe que lo van a matar, pero se eleva (como con luz propia) y mira directamente a la cara a sus verdugos (y es el unico que se atreve), sabe que su camisa blanca es un imán para la muerte inminente. Imagino al hombre, imagino lo que sentía ese personaje allí propuesto, ante una adversidad imposible de revertir, pero enfrentándola de la única manera valeroso que le quedaba.
Recorro un poco mas la imagen y veo a sus pies los cuerpos de los ajusticiados anteriores y detrás otros sentenciados que esperan su momento para ser fusilados.

Mi mujer me dice que en este cuadro, Goya, utiliza una pincelada absolutamente suelta, independiente del dibujo, lo que facilita la creación de una atmósfera tétrica a través de luces, colores y humo. Me agrega como dato que el modo de componer la escena es casi copiado de la “Ejecución de Maximiliano en México”.


Yo le agradezco a mi mujer sus ilustrados comentarios cuando visitamos los museos, pero se que ignoro aún mucho sobre pintura. Pero no ignoro que Goya muestra con absoluta claridad lo absurdo del ser humano. Que Goya inicio una nueva forma dentro del arte de la pintura. Que mostro cosas que otros pintores nunca antes (y pocos después) se animaron. Pinto sobre manicomios, duelos a garrote, gente super rica y gente super pobre, mostró un mundo absurdo, negro, hostil, agresivo, impiadoso. Mostró un camino que estaba empezando a caminar la humanidad y se volvió cada vez mas negro, mas horroroso, mas pesimista. Y todo eso con un arte único, con un arte que conmueve, con un arte que nos hace llorar al ver ciertos cuadros. Llorar por lo absurdo de tantas cosas, pero llorar por ser conmovidos por un artista cuyo nombre escrito con mayúsculas es poco homenaje.

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