miércoles, 11 de julio de 2007

NESSUN DORMA

Dentro de la opera Turandot, encontramos la que tal vez sea la mas famosa y en mi opinión la mejor de las arias que compuso Pucini: Nessun Dorma, que quiere decir algo así como “que nadie duerma”.

La escena transcurre en Pekin, en donde se hace la siguiente ley: la princesa Turandot sera la esposa de aquel que resuelva los tres enigmas que ella le propondrá. Pero!, quien afronte la prueba debe también aceptar el siguiente sacrificio, si resulta vencido, se le cortara la cabeza.

Esta ley la hizo la misma princesa Turandot, tal vez porque no encontraba con que entretenerse, y le pareció divertido la cosa. Menos divertido le debe haber parecido a las docenas de aspirantes que perdieron la cabeza por ella (literalmente), subyugados por su inigualable belleza.

Pero hay alguien que se somete a la prueba y logra resolver los tres misterios de la princesa. Ahora el aspirante que resolvió los enigmas le toca reclamar la mano de la fría princesa (con todo Derecho!), quien ha quedado a merced del hasta entonces desconocido vencedor. Pero la derrotada princesa se rehúsa a cumplir con el juramento sagrado que la obliga a ser esposa del hombre que adivine sus enigmas, por lo que ruega desesperada a su padre, el poderosísimo emperador de China, que no la entregue al extraño.

Este príncipe extranjero, viendo temblar de miedo a la princesa se apiada de ella y le propone casi el mismo juego inverso. Le propone un enigma, “Mi nombre no sabes, dime mi nombre... dime mi nombre y al alba moriré”.

La otra parte acepta. Allí comienza el Nessun dorma (Nadie duerma). ¡Nadie duerma! Los heraldos de la princesa Turandot esparcen el decreto por todo Pekín. Nadie dormirá esa noche hasta que se encuentre a alguien que conozca el nombre del extranjero.

Los guardias recorren toda la ciudad aterrorizando a todo el mundo en busca de la apreciada información. Mientras tanto, el príncipe que resolvió el enigma aguarda en una escalera, se pone a contemplar las estrellas y espera con ansias la llegada de la mañana.

Hasta aquí el argumento de la opera y pie para el inicio del aria.

He escuchado esta aria infinidad de veces. Les aseguro que es una de las cosas mas lindas que puedan oír. Mi mujer, una fanática absoluta de Luciano Pavarotti (si bien su primer amor fue Placido Domingo) me presento una versión en vivo de Pavarotti haciendo este aria..... no puedo describirla...es lo mas excelso que se puede escuchar.

Técnicamente debería decir que el cantante debe tener en cuenta los matices de la personalidad de Calaf (el nombre del príncipe que tanto busca la princesa Turandot), que son varios, y para peor el interprete solo cuenta con unas lineas para transmitirlos al publico. Debe transmitir la nobleza que posee, la valentía, la inteligencia, pero también el ardor (por ejemplo cuando se dirige en sus pensamientos a la princesa). El perfil del personaje y la escritura vocal exigen, por sobre todo, una voz exuberante que demuestre una personalidad decidida a conquistar todo lo que quiere.

Hasta aquí el interprete técnicamente visto.

Así es como nos ponemos a escuchar el final de la opera Turandot, con la proclamacion de que nadie debe dormir hasta encontrar el nombre del ignoto príncipe.


Adolfo Bioy nos obligaba a la inteligencia de comprender todo relato fantástico como una metáfora. Puccini entendió el argumento de esta ópera como algo perteneciente al territorio de lo fantástico y así, la China es una suerte de reino de sueños, apariciones, voces provenientes de otra dimensión de fuera de escena y demás cuestiones fantásticas.

Yo, en tanto que extranjero, no puedo dejar de trazar paralelos y sentir cada vibración de las cuerdas vocales de Luciano en Nessum Dorma de una forma muy personal. Una identificación con la inmigración, con el éxito después de la noche, esperando el alba y seguro del triunfo. Pero, en el arte no hay una sola interpretación. Cada uno puede establecer su interpretación. El Nessum Dorma puede ser por la conquista de una agraciada señorita, o caballero (depende de quien sea el que la interpreta). Puede ser la obtención de un objetivo díficil y arduo. Puede ser lo que uno quiera, para eso es arte.

Hasta aquí el juego de metáforas posibles.

A partir de aquí solo quedan dos cosas, una es la letra (cuya traducción les facilito sin la venia directa de Don Giacomo Pucini)

El príncipe ignoto (traducción)
¡Que nadie duerma! ¡Que nadie duerma!
Tampoco tú, oh, Princesa,
en tu frío cuarto
miras las estrellas
que tiemblan de amor y de esperanza...

Pero mi misterio está encerrado en mí,
mi nombre nadie lo sabrá!

¡No, no, sólo cuando la luz brille (sobre tu boca lo diré)
Sobre tu boca lo diré tembloroso...(¡cuando la luz brille!)
Y mi beso romperá el silencio
que te hace mía.

¡Disípate, oh noche! ¡Ocultáos, estrellas!
¡Al alba venceré!
¡Venceré! Venceré!

La segunda cosa que queda es que pongan en marcha el aparato de musica que posean mas a mano y escuchen, concentrados, degustando este mangar de dioses, percibiendo esas sutilezas que el interprete transmite, que el autor supo detectar, y que vibren con el creccendo de : Tramontana stelle!... All’alba vincero!; vincero!, vincero !!!.

1 comentario:

Herrr Profesorrrr dijo...

Todavía recuerdo a mi viejo (que con honor a su antepasado genovés), como buen Bruzzone se emocionaba y lagrimeaba al escuchar Nessun Dorma. Y muchos años después, quizás por la mitad de mi herencia, se me hiela la sangre cuando escucho a Pavarotti (perdón los puristas) cantar esta parte de la ópera. Una obra maestra.