Versiones de la Historia (parte II)

Version II
En Entre Rios, en una de sus bibliotecas, durante unas vacaciones, di un un libro en los anaqueles que juntaba polvo centenario. Alli encontre esta anegdota, distinta en varios topicos con la anterior.

Martiniano Leguizamon, en su libro “Hombres y cosas que pasaron” relata en un capitulo la anegdota sucedida en Concordia entre Sarmiento y Guarumba.
Alli dice el historiador:
“Cuando la primera exposicion industrial celebrada en Concordia, que fue inaugurada por Sarmiento, el coronel Guarumba ocupo en el banquete oficial, la cabecera opuesta del sitio de honor del ilustre huesped. La coincidencia no podia pasar inadvertida a la mirada astuta del viejo luchador, y al brindar celebrando el exito de aquel certamen del trabajo, en la tierra de los gauchos montoneros que deponian la lanza y el sable de sus entreveros legendarios, para empuñar la mancera del arado que hace fecunda la pampa inculta, añadio bromeando con aquella su manera de decir jactanciosa, tan suya y tan pintoresca : Sí, pues, palpamos en este momento los frutos de mis predicas contra la ignorancia, la rutina y la pereza de mis paisanos. Estamos aqui frente a frente los representantes de las dos tendencias antagonicas que presente en Civilizacion y Barbarie. Ya lo veis, hasta Guarumba, el valiente tape tagué, ha trocado la vincha roja, el chiripá y las nazarenas de plata, por el traje civil del hombre civilizado. Me aseguran que ya sabe leer, y lo mas chistoso del caso es que el aprendizaje lo habra hecho en mi Silabario, por supuesto, sin conocer a su autor.
Los asistentes se miraron con asombro, mas de uno volvio el rostro al aludido, aguardando la respuesta, porque sabian que no era hombre de aguantar pulgas. Pero no se inmuto y con acento calmoso dijo sencillamente : Ya lo conocia mucho. –Por el retrato de mi Facundo, sin duda, -interrogo picado de curiosidad.-No señor, por las figuritas de “El mosquito” –contesto el astuto paisano atorado de risa. –Muy buena la agachada ¡pero muy buena! –exclamo el gran viejo riendo a carcajadas, y alzo despues la copa para brindar por el intrépido gaucho, a quien habia visto entre los fogonazos de Caseros, cargando a la lanza contra los cañones de la tirania”.


Aqui, el historiador es demasiado parcial de Sarmiento, y pinta al indio Guarumba con un ingenio que no le pertenecia. A mi me parece sospechozo esa contestacion de un indio criado en el monte, y acostumbrado a la vida dura y los entreveros. Y me parece sospechoza, tambien, la actitud bonachona de Sarmiento. Pero, en otra vacacion (espero que a nadie le parezca raro que pase mis vacaciones entre museos y bibliotecas, cada cual elige su forma de diversion) encontre una tercera version.