lunes, 5 de noviembre de 2007

Un delicado arte (parte 2)

Muchos piensan que el cigarro es como un cigarrillo, pero mas grande, entonces proceden de la misma forma, como si supieran. Pero desde el comienzo es algo distinto. Uno no agarra un cigarro y lo prende sin mas. Primero selecciona en general, o grupalmente, el correcto, dentro de la variada gama posible entre tamaños, colores, formas, sabores, hojas, fermentaciones..... Luego, una vez con el habano en la mano procede a la inspeccion individual, la textura, el aroma, la humedad del tabaco. Si pasa la inspeccion, se lo corta. Esto se hace con una guillotina de doble filo o con unas tijeras especiales. Hay que hacerlo bien, de esto depende todo el resto. El corte sera en el extremo sellado del cigarro, un corte proporcional al grosor del mismo, y debe ser limpio y lo suficientemente amplio.

Una vez hecho el corte podemos, ahora si, encender el cigarro. Pero antes de encender el puro, elija el lugar adecuado, verifique que no va a molestar a nadie con el humo y que es un lugar donde podra relajarse, preparandose para una intensa y placentera experiencia. Elija tambien el buen momento, la ocasion adecuada, el tiempo necesario.
Por favor, no cometa el clasico error de principiante (o de desconocedor del tema) de aspirar la primera calada con el primer encendido. Y jamas, pero JAMAS, utilice algun sistema de llama inadecuado. Zino Davidoff (uno de los grandes expertos en el arte de fumar puros) aconseja encender el puro con una llama corta, manteniendo la llama a un centimetro del extremo abierto del cigarro y haciendolo girar hasta que la punta este encendida de modo uniforme. Solo entonces uno se lleva el cigarro a la boca para disfrutar de la primera calada. Hay quien utiliza fosforos largos de combustion lenta (sin azufre, claro), o las laminas de cedro en donde viene envuelto el cigarro, o en ultimo caso encendendores de gas sin olor. Pero nunca se debe utilizar encendedores de liquido, velas, o fosforos de azufre, hacer esto contaminaria el verdadero sabor del puro.

Cuando este con el cigarro encendido, jamas tenga el mal gusto, el desatino, la falta de elegancia, de sumergir parte del cigarro en algun tipo de bebida alcoholica. No solo distorcionara el sabor del puro, no solo expresara un desprecio total a los artesanos que trabajaron en él, no solo ganara la reprobacion de los conocedores, tambien estara cometiendo una severa falta a la etiqueta y elegancia.

Los libros que enseñan el arte dicen que el cigarro pasa mas tiempo en la mano que en la boca. El cigarro vive delicadamente, asi que no lo sacuda, la ceniza debe crecer y usted la dejara en el cenicero cuando sea el momento oportuno (lo mejor es que la ceniza se desprenda sola, sin forzarla a caer). Para que la ceniza crezca de modo uniforme muchos hacen girar el habano en la mano.

Asi, la vida del cigarro estara concluyendo, hasta el inevitable momento final, cuando esto suceda dejelo morir en el cenicero, solo. No lo apague aplastandolo, dele una muerte digna, dejelo que se apague solo, silencioso, y antes que el cadaver comience dar mal olor retirelo del lugar. La muerte del habano debe ser tan digna como su breve y espléndida vida. Deje que se apague solo, como esos viejos señores que se mueren de cansados en sus camas. No olvide jamas que el arte de fumar habanos es un arte elegante, y la elegancia debe acompañarnos hasta el final.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No he fumado pero ahora veo que es más complicado que sólo encenderlos!!