martes, 21 de julio de 2009

Verano caluroso

A renglon siguiente voy a repetir, faltando a algunos detalles, una conversacion que he tenido con Herr Profesorr, en una terraza veraniaga detras del Hotel de Ville, en Paris.

Era un verano de canicula, y lamantablemente llegue luego que él. Yo intento siempre llegar antes que la otra persona porque he descubierto que los defectos de uno aparecen a una velocidad directamente proporcional del tiempo de la espera en la mente del otro. Asi que a mi llegada, a modo de disculpas le explique que habia tenido problemas con mi ordenador. Hubo una pausa en la que hice mi comandas al mozo. Luego lo mire y le dije "obviamente, la tecnologia no ha venido para que dispongamos de mas tiempo, sino solo para que nuestro tiempo se pierda en otras cosas nuevas".

 

Luego de posar su Martini rojo, Herr Profesorr me dijo "es cierto, en parte es como las investigaciones medicas, han avanzado tanto que hoy en dia si viene alguien con alguna dolencia es imposible enviarlo a su casa sin haberle encontrado que padece algo". Hizo una pausa para refrescarse un poco mas con la bebida y continuo diciendo "lo que es mas rentable para mis colegas, no para mi, que como usted bien sabe desprecio el dinero, porque la mayoria de ellos solo se encarga de distraer al paciente mientras la naturaleza se encarga del resto".

 

Le respondi que me parecia excelente, la naturaleza es muy sabia, y la prueba esta en que cada vez se aleja mas del Hombre. Porque todo lo que esta cerca del Hombre se corrompe. Bueno, no todo (agrego el joven doctor Diego M. Que venia de sumarse a la mesa)  hay ciertos jueces que son incorruptibles y no hay nada ni nadie que los convenza de hacer justicia.

Lo mire y le dije, "es que al fin y al cabo, los jueces son gente de carne y hueso y hay buenos y malos. Como hay buenas y malas gentes. Y despues de todo, si no habria malas gentes tampoco habria necesidad de abogados, no". Me respondio con una elegante incrinacion.

 

Justo cuando se estaba explayando el joven doctor, paso una señorita de graciosas formas, lo que nos hizo perder el norte de nuestra conversacion y los tres nos quedamos en silencio, dando prueba de que una de las mas grandes artes en la conversacion es, justamente, saber hacer silencio.

1 comentario:

HERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR Profesor dijo...

"Tan correcto como si hubiese sido fotografiado"