martes, 16 de febrero de 2010

Virtuosos

Es el 9 de marzo de 1831, y Niccolò Paganini se apresta a dar su primer concierto parisino. Ya habían corrido los años anteriores rumores e historias de todo tipo sobre ese extraño y enervante genio del violín. Y fue así que en Paris, su misteriosa figura surgió finalmente entre los jirones de su leyenda.

 

El efecto que produjo fue inmediato e indescriptible.

 

Un nuevo y demoníaco estilo -las palabras que lo asocian al diablo a los pactos y a lo demoniaco son las más frecuentemente en todo lo que se ha escrito sobre Paganini-. Un nuevo estilo de tocar el violín, que en la época muchos definieron como salvaje, surgía de sus dedos con una fluidez increíble, rompiendo en pedazos la compostura de todos los que lo oían. Se agregaba a este nuevo estilo el aspecto del interprete: demacrado, marchito y consumido a la que Paganini adicionaba una expresión salvaje para completar la terrorífica coreografía de escenario para la música que tocaba –que dicho entre paréntesis, era su propia música… aunque no me atrevo a decir la que él componía ya que se dice que la compuso el mismísimo diablo y Paganini pacto para ser solo él quien pueda interpretarla en el mundo-.

 

¿A alguien le llama la atención o lo sorprende que en aquella época nadie dudaba que era un enviado del averno?



Aquella extraña, sorprendente, atípica y diabólica noche del 9 de marzo impacto profundísimamente en el público que asistió, entre ellos allí se encontraba un compositor húngaro de 20 años: Franz Liszt.

 

Liszt nunca se recuperó de aquella experiencia. Luego le escribió a un amigo que temía por su cordura y que luego del concierto: "Durante dos semanas mi mente y mis manos han sido las de un poseso". "Practico cuatro y cinco horas diarias… Si no me vuelvo loco, encontrarás a un verdadero artista en mí cuando volvamos a vernos. Dios, cuánto sufrimiento, cuánta miseria, cuánta agonía en esas cuatro cuerdas!"
Liszt, sin aliento, fue impulsado por el virtuosismo de Paganini y se propuso ser él mismo "el Paganini del piano". Así se sumergió en los "24 Caprichos", pero cuando los presento en 1838 le dijeron muchos cosas (todo menos bonito) y lo único que se podría reproducir de todo lo que le dijeron es el adjetivo mas suave "intocables". Así que Liszt llevó a cabo dos revisiones mas hasta obtener la definitiva en 1851, justo un año antes de la magnifica Sonate en Si menor (de la que ya les contare algo mas adelante o de la que ustedes mismos pueden investigar si quieren).

 

Esta última es la versión que les propongo oír para tener una idea traducida al piano de lo que hacia el músico acróbata, el mago de las cuatro cuerdas, el enviado de Satanás, con el violín. Aquí en una interpretación magnifica de Evgeny Kissin, brillante niño prodigio primero y músico virtuoso luego, quien se consagró en 1987 cuando fue dirigido por Herbert Von Karajan.

 

http://www.youtube.com/watch?v=Dtm10CX8QFI

 

Todos los detalles técnicos se los dejo para que lo comenten quienes lean el blog y sean entendidos en la cuestión. Los demás asómbrense, admiren, y sobre todo, disfruten.



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