sábado, 13 de febrero de 2010

A media luz

Paris tiene dos estaciones:

el invierno y el mes de agosto.

Herr Profesorr

 

 

Lo que nadie dice de Paris es que en invierno oscurece a las cinco de la tarde y que los días pasan en distintas tonalidades de gris, del muy oscuro al gris medio. La gente esta más que conforme con el gris claro, y todos sienten la falta de luz, esa claridad en los colores, ese alimento esencial que es la calidad de luz.

 

Esta ausencia de sol afecta tanto a la gente que incluso se realizan "curas de luz", en establecimientos en donde los pacientes son sometidos a luz artificial. Dicen que la acción es inmediata y que vuelve el ánimo y la motivación.

 

Otros deciden ir a buscar el sol y las ventas de billetes de avión para lugares calidos explota. Algunos exageran y viajan directamente al Sahara…. Pero todos se escapan.

La ambición mayor de la gente que vive en el basin parisien es la de ir a vivir al sur cuando se jubilen, para así aprovechar de un clima mas benévolo.

 

Para darles una idea de lo que hablo, les diré que en primavera la gente recibe entre 10.000 y 100.000 lux de luminosidad en primavera, y en invierno esta no pasa de los 1.000 y ciertos días no llega a 500 lux.

 

Esta incidencia de las cuestiones del clima, del ambiente, sobre el cuerpo humano no es nuevo ni es raro (todo organismo se ve afectado por el ambiente en el que vive). Pero no fue hasta que un doctor nacido en las Islas Feroe demostró que la luz cura, que se confirmo la importancia de la luz en el ser humano.

Yo creo que este doctor, Niels Finsen,  se ocupo de esto especialmente por haber nacido en unas islas de clima en el cual el mes mas calido tiene solo 10° C., y es muy fresco, el cielo esta siempre nublado y las neblinas son normales todo el tiempo. El tiempo que paso estudiando en Dinamarca y en Islandia no debe haber sido diferente.

 

¿Por qué digo esto? Porque la gente que vive en un lugar no se da cuenta especialmente de algo que para ellos es normal. Hay ciertos libros gauchescos en donde el autor comenta que al salir del rancho el gaucho miro la inmensa pampa y se quedo contemplando ese magnifico espectáculo. Y yo creo que eso no puede ser cierto, nadie que haya nacido y vivido en la Pampa se va a maravillar de la Pampa. Así como nadie que nació y vivió en las montañas se va a maravillar de las montañas que estuvieron y van a estar allí a diario, toda la vida, de la misma forma que la gente de ciudad no le llama la atención los edificios o el ruido diario de la ciudad.

Al doctor Finsen le dieron el premio Nobel de medicina por su descubrimiento de la terapia con rayos luminosos gracias a que él había nacido y vivido en días grises.

 

En esta región de Europa, y más al norte también, se maravillas de la luz que hay más al sur. Van allí y se sienten más jóvenes, vitalizados, con energía. Y algo que nos hace reír a la gente que estamos acostumbrados a convivir con más de 30° de temperatura es ver como esta gente se expone al sol hasta realmente calcinarse.

En todo caso, si alguien de otras latitudes viene a Paris, debe tener en cuenta esta condición de la luz, este oscuro total de la noche que comienza entre las cinco y media y las seis de la tarde y ese gris plomizo del día, condimentado con las neblinas matutinas, la lluvia casi, permanente, la nieve en pleno invierno y las placas de hielo en la calle.
 

Así que cuando quieran imaginar un típico día parisino imaginen sobre todo un día de cielo gris.

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