domingo, 15 de agosto de 2010

Lo falso (parte II)

Por supuesto que en las huestes de falsificar moneda (papel o metálico) no fue Ceslaw Bojarski quien inicio la cosa, aunque es cierto que hasta el día de hoy se encuentra invencido en el panteón de los falsificadores de papel moneda. Aunque bien podríamos suponer que hubo quien lo superara y por lo tanto jamás fue descubierto.

 

Hace poco robaron unos cuadros de un museo de Paris y también de una casa particular. Originales de pintores increíbles. Yo le contaba a un amigo que la ventaja que tiene esto es que muy generalmente los ladrones cuando roban un original ya tienen preparado unos cuantos falsos del mismo que venden a coleccionistas que jamás podrán mostrarlo a expertos para que evalúen su autenticidad y que aunque así sea no podrán contactar al proveedor ni reclamar nada. Y eso en el caso que consigan comprobar que es falso. Pero la pregunta es, si es tan buena la réplica, ¿no produce el mismo efecto que el original? ¿Y no es este el objetivo de una pintura?

 

Cuando me entere del robo de originales del museo me asombre. Siempre pensé que lo que colgaba en exposición al alcance de la mano de cualquier imprudente o simplemente a la vista de turistas que iban allí solo para decir que estuvieron, eran replicas exactas de originales preciosos. No tenía ningún sentido exponer las obras a algún tipo de desgracia. El robo me indigno más por la desproligidad de los administradores del bien público que por otra cosa.

No sé si pasara en algún momento que algún ladrón llegue a robar un Bojarski de algún museo, ya que hay numerosos museos que poseen especimenes de su obra, pero seria bastante cómico. Tampoco es raro que haya este premio a los Bojarski, poniéndolos en museos, después de todo la falsificación fue intentada desde tiempos pretéritos, y los alquimistas en la edad media no intentaban otra cosa que convertir un material cualquiera en oro (lo intentaban especialmente con plomo, pero hubo un rey que creía que se podía hacer a partir de su orina).

Por supuesto, estos alquimistas eran los pocos (recuerdo alguno en Praga, que finaliza sus días suicidándose y cuya vida ya contare, y que es de lo mas interesante, y que por otro lado fue el que estuvo mas cerca de conseguir su propósito de convertí oro ya que lo pretendía hacer a partir del mercurio que si se fijan en la tabla periódica de los elementos justo al lado, bien pegado, con solo un átomo menos esta el oro – Au esta al lado de Hg-). La mayoría de los alquimistas se interesaba en problemas filosóficos más que en problemas materiales. Esta es una diferencia sustancial con los falsificadores corrientes de papel moneda, que se interesan poco en la filosofía. Pero, veamos un poco con filosofía el tema de la falsificación. ¿No es acaso, la falsificación, un intento de imitar algo bueno? ¿Y es acaso innoble la intención de imitar lo bueno? ¿Y si el resultado es la perfecta imitación del "bueno" original?

 

Alguna vez, algún filósofo del barrio de Flores decía que existían tres tipos de falsificaciones, a saber:

a)      las burdas, que eran peor que el original imitado

b)      las exactas, que eran igual al original imitado

c)      las excelentes, que mejoraban al original imitado.

 

a) Durante los feos años del menemismo, en Argentina se descuidaron mucho los aspectos culturales y entre otras cosas se descendió ostensiblemente el presupuesto de fondos para museos. Recuerdo algunos robos que sucedieron en distintos museos, en donde robaron monedas de oro y repusieron en el lugar monedas de chocolate envueltas en papel metálico dorado, o Pagodas japonesas y las reemplazaron con casitas compradas en casas de "todo por 2 pesos". Este es un clásico caso de lo que denomine en a), como fue casi todo en esta década en este país arriba mencionado.

 

b) una posible muestra de este grupo es cuando un artista inicia un tópico, una etapa, una evolución en el arte. Luego quienes lo admiran comienzan a imitarlo (imitarlo con tanta admiración que a veces llegan al extremo del plagio). Luego eso se convierte en una corriente artística para pasar a ser "una escuela". Sea arte, filosofía, psicología, etc.

 

c) Uno de los tantos casos de c) es el de Joseph Samuel Farinet, un saboyardo falsificador de moneda, cuyas piezas superaban tanto en calidad a las hechas por el banco que eran preferidas y buscadas por la población. El idioma francés permitio a los ciudadanos hacer un juego de palabras en donde se decía que Joseph Samuel Farinet no era un "faux-monnayeur", sino un "vrai-monnayeur". Lo que pasaba es que Joseph tenia una mina de oro que le permitía fabricar  piezas de mejor calidad de aleación que las piezas oficiales. Era tan querido por la población por su generosidad que fue apodado el "Robin Hood" de Savoia.

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