martes, 29 de marzo de 2011

Una de barcos

(para el Guille)

Muchos creen que absolutamente todos los barcos de vapor eran más rápidos que cualquier barco a vela. Pero hubo por lo menos hubo una vez en lo que lo anterior no fue así.

En 1889, el primer barco de vapor trasatlántico de la Cunard Line, el Britannia, tenía la fama de ser no solo más rápido que los barcos a vela sino el barco más veloz del mundo. Era capaz de cruzar el Atlántico en la mitad del tiempo que un barco de vela. Sus interiores fueron considerados como lo más alto del lujo, dando comienzo a una nueva era de los viajes. La Cunard monopolizó el mercado de los transatlánticos seguros, cómodos y relativamente rápidos para los ricos.

Sin embargo, un día cualquiera, mientras se regodeaba de su fama, se encontró con el Cutty Sark, un velero tipo clipper de casi 65 metros de eslora. Había algo "personal" entre los veleros como el Cutty Sark y los vapores. Por aquella época estaba la carrera por el comercio del té. Cuando aparecieron los vapores, desplazaron ampulosamente a los veleros, por ser más rápidos y más fiables. Alguna vez el capitán del Cutty Sark había forzando esa "fiabilidad" que no tenían los clipper continuado su "carrera del té" de Shangai a Londres con un timón improvisado, prefiriendo esto a detenerse a repararlo en algún puerto. Lo que le valió una fama enorme.

Luego de que los vapores tomaran la ruta del té y desplazaran a los clipper el Cutty Sark fue destinado al comercio de lana con Australia. Bajo el mando del respetadísimo capitán Richard Woodget consiguió transportar cargas de lana en sólo 67 días. En esta época consiguió su mejor marca, 360 millas náuticas (666 kilómetros) en 24 horas de navegación a una media de 15 nudos (27,7 km/h).

Resulta que un buen día, el Britannia navegaba por aguas de la ruta de la lana, cuando vio un pequeño clipper y decidió humillarlo pasándole muy cerca, justo por al lado y dejándolo a toda velocidad atrás.

Le hizo sentir bien clara la ofensa de navegar en su ruta y se le adelantó justo frente a la costa de Australia. El capitán del Cutty Sark, Richard Woodget, como ya les dije, era lo que llamaríamos "un viejo lobo de mar" y reconociendo de inmediato la afrenta, el reto, que le lanzaba el Britannia, permaneció impertérrito y esperó a que se levantara la brisa. Cuando vino el viento ordeno a su segundo "izar todo el trapo del que disponía", logrando así no solo alcanzar al Britannia sino que se lo paso sin miramientos ni dificultades. El britannia puso "maquina a todo vapor" y no solo llego después, sino que llegó media hora más tarde al puerto de Sidney. Cuando entro al puerto su tripulación subió a cubierta para aplaudir al clipper por su velocidad y por el magnífico espectáculo que les había ofrecido.

Actualmente, el Cutty Sark está en un muelle expresamente construido en el Támesis, cerca del Museo Marítimo Nacional de Greenwich.

 


No hay comentarios: