No me voy a referir a aquella excelente película de los años '80 de la que ya he hablado hace unos años en este mismo blog, esa en donde un científico emprende una serie de experimentos en los sótanos de la facultad en donde da clases (cuantas similitudes, dirá usted, con Herrr Profesorrr, claro, salvando la diferencia de que Herrr Profesorr ni da clases, ni utiliza los sótanos de la facultad). Pero en lo que mas se parecía a Herr Profesorr, era que para sus experimentos utilizará, como alguna vez argumento el susodicho en un interviú para la revista "El Científico del Hoy", N° 348, "como buen científico, o como hacen los científicos de verdad, el sujeto elegido para experimentar será el mismo científico". Incluso cuando comenzó a utilizar sustancias psicotrópicas.
Recuerdo que cuando el mismo medio me pregunto que opinaba del abominable interviú le replique que si se utilizaba uno mismo como sujeto de experimentos en las condiciones dadas solo se obtendría la metamorfosis hacia la monstruosidad y la disolución de uno mismo. Demostrando toda su mala educación, Herr Profesorr dijo por radio que él es un científico aplicado y que NADIE tiene la verdad última de las cosas. Agrego, bajando línea a no sé quien, que había otros científicos que extendían pavorosamente sus experimentos hacia fuera del recinto científico bien aislado y fuera del horario de las pruebas, incluso cuando se trataba de drogas psicotrópicas. Luego en el mismo programa citó la tarea de John C. Lilly como ejemplo y agrego que él estaba pensando en trabajar igualmente pero con los armadillos.
Pero más allá de esta pequeña disgreción enriquecedora, quisiera seguir con el tema de algunos consejillos. El caso es que hay estados alterados, sea de la conciencia, como del carácter. Un buen consejo es no tomar decisiones de peso cuando nos encontramos alterados de nuestro centro. Cuando hacemos esto, actuamos con un sistema menos evolucionado, más primitivo, de respuesta, y es el sistema reflejo, un sistema que razona menos y actúa más por emociones. Para decisiones importantes conviene estar bien descansado, con una concentración suficiente y con la apertura mental óptima.
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