Triple de tripas

Cuando abuelo murio estabamos cenando. Cayo inclinandose lentamente como un arbol que cae. Nadie interrumpio su comida y no fue hasta el final del postre que madre me indico que levantara los platos y luego depositara a abuelo en algun lugar donde no estorbe. La orden me molesto un poco porque ayer habia sido yo tambien el que se habia encargado de la mesa, y hoy le tocaba a mi hermano menor.

Evidentemente, madre preferia a mi hermano. Pero yo no me mortifique por ello. Recuerdo una vez en la que jugando con Enriquito cuando él era bebe le quebre un dedo y madre se enojo porque por culpa de la demora en la guardia habia perdido la carrera anual de potrillos.

 

Madre siempre se preocupo por nosotros y no permitio que nos metan en la cabeza todas esas mentiras que le meten a todos en la escuela, razon por la cual ella misma se esmero en ser docente y madre de nosotros.

 

Cuando cumpli los doce consegui trabajo en la pescaderia de Don Arturo, este me enseño el oficio, pero al cabo de un tiempo renuncie y busque superarme entrando a trabajar al matadero. El trabajo era facil, tenia que despellejar los animales que entraban colgados de un gancho y pasaban un tiempo muy limitado por mi espacio. Don Arturo me alquilo una cama en la pescaderia, que estaba cerca del matadero, donde pasaba la noche.

 

A los 20 años decidi cambiar nuevamente y me enrole en el ejercito. Tuve una minima instruccion y el cabo me recomendo para un batallon. Fui recibido y a las pocas semanas nos dirigimos a Paraguay, Mitre estaba decidido a hacerles sentir un escarmiento. Durante toda la campaña recibi felicitaciones por mi trabajo, e incluso se que le llego al General Mitre mi nombre. Al final de la Guerra de la Triple Alianza recibi una medalla.

 

Eso es lo que tiene de gratificante esta profesion, porque si bien yo hice toda mi vida lo mismo, aqui te premian con medallas y honores por hacer simplemente lo unico que sabes hacer.