jueves, 10 de julio de 2008

Venciendo habitos viciados

4) Final

Niccolo Paganini murió intoxicado, luego de una vida de excesos, por seguir los consejos de su médico quien para combatir su cáncer de laringe le receto mercurio. Fue en Niza, y el obispo de esa ciudad negó el permiso para su entierro (por los motivos que ya imaginan) y su cajón permaneció en un sótano. Es que era tanta la fama que había alrededor del músico, "su personaje diabólico" y su talento inexplicable para el resto de los mortales, que fue determinante para la decisión eclesiástica, sobretodo debido al propio Paganini quien siempre rehusó acercarse a la Iglesia o desmentir los rumores que había sobre él.

¿Hizo Paganini realmente un pacto con el Diablo?

No lo sé, pero bienvenido si lo hizo, porque gracias a eso ciertos abogados se volvieron músicos, ciertos músicos se volvieron mejores músicos, ciertos nobles comprendieron que no eran superiores y fueron más humildes y ciertas gentes se volvieron mejores gentes. Bienvenido sea ese pacto si fueron esas llamas lo que lo iluminaron para que tocara como tocaba, para que su instrumento no sea solo madera y cuerda bien afinada sino un elemento con connotación mágica que permitía, a partir de su arte, tener un mundo un poco mejor, sea para los mendigos, los nobles o las prostitutas.

Si bien ya muerto no consiguió (posiblemente no le importaba) entrar al campo santo, en vida llego a tener el Cielo tocando como nadie lo ha hecho ni lo habrá de hacer jamás.

 

5) apostilla (dedicado a Juan San, que sigue tocando su musica en Londres)

Además de sus gestas y de su música, el genial violinista legó una lección de vida. Doy crédito, tal vez ingenuamente, a las anécdotas que he leído sobre él, sobre todo a la del concierto con una sola cuerda, porque no solo esta se repite en varios libros, y no solo porque he visto infinidad de veces romperse cuerdas mientas alguien toca (incluso una vez que escuchaba a la Volpini Jazz Band al guitarrista se le rompieron 3 cuerdas en la misma actuación), sino que en un libro de la biblioteca de Génova esta escrito que Paganini podía interpretar obras de gran dificultad únicamente con sólo una de las cuatro cuerdas de su violín (la de sol, retirando previamente las otras tres, de modo que no interfirieran durante la actuación), y continuar tocando a dos o tres voces, de suerte que parecían ser varios los violines que sonaban.

De esta forma imagino aquel concierto en donde se le rompió una por una las cuerdas hasta quedar una sola (supongo yo que dentro de esa mala suerte la fortuna lo debe haber acompañado en que la cuerda que haya quedado haya sido la de sol). Bien, he aquí la lección: el tipo siguió tocando.

No es poco como lección. Tenía todo para justificar detenerse. Nadie le hubiera reprochado nada, ni hubiera perdido su gloria. Y hay veces que es así, que la vida nos va sorprendiendo con situaciones inesperadas, muchas veces adversas. Situaciones que justificarían abandonar todo, bajar los brazos. Hay algunos que abandonan inmediatamente, justificados por la primera cuerda que se rompió. Pero hay muy pocos que van a continuar hasta el final sin rendirse y van a conseguir dar un concierto extraordinario.

Pienso también en Pauster, aprobando con la calificación de "mediocre" en química por un profesor que lo alentaba a que estudie pintura. O en Einstein cuyo profesor de escuela les sugirió a sus padres que lo hagan estudiar relojería para que al menos sirva para algo. Mas terrenalmente pienso en Batistuta y Pasarela echándolo de River cuando este se fue a probar diciéndole "pibe, lo tuyo no es el fútbol, y mucho menos de delantero". Pienso en Anna Pavlova rechazada de la Escuela del Ballet Imperial. Pienso en El Tintorero, cuando lo echaron de la escuela de pintura diciéndole que si quería hacer algo que ayude a su padre en la tintorería, que sea un tintorero. Y la lista de los que continuaron frente a la adversidad y consiguieron dar un concierto extraordinario es larga.

Victoria muchas veces es solo continuar, incluso cuando esta justificado ante los ojos del resto desistir, justificándose por ejemplo en la mala suerte.

La gloria consiste en hacer algo único, inolvidable, impresionante, pero también en persistir ante la adversidad y ante los azotes del destino, incluso cuando parece imposible, incluso cuando uno ya esta disculpado si desiste.

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aplausosssss