jueves, 6 de mayo de 2010

Un anatomista (parte 2)

El joven Steno contaba ya con renombre y es por eso que un año después de esta ruidosa conferencia el duque Fernando de Medici lo invita a ir a Florencia a propósito del hallazgo de un tiburón gigante en la costa Toscana que quería diseccionar. Tal vez algunos ubiquen a Fernando de Medici por haber sido el protector de Galileo, aunque debería decir mejor quien financio sus estudios científicos, ya que no fue capaz de protegerlo del Papa… y este caso de "Galileo Vs. Papa" o "Ciencia Vs. Religión" es muy interesante ya que pocos conocen bien el caso y siempre lo citan excesivamente como ejemplo de choque de puntos opuestos, y hay mucho para decir del tema… pero será en otra ocasión.

Steno toma el viaje como una especie de vacación que además va a mejorar sus ahorros. Pero lo que iba a ser un trabajo rutinario término siendo un hito que cambiaria el curso de su vida científica cuando encontró algo que le llamó la atención: los dientes del tiburón eran idénticos a unas piedras medicinales llamadas glossopetrae, "lenguas petrificadas" que, según se creía, crecían en la tierra o caían durante las tormentas.

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