sábado, 24 de octubre de 2009

Octubre

Antes que termine octubre quisiera hacer una observación sobre cuestiones del desembarco de los españoles en el Continente Americano.

Forma parte del mito, que los españoles vinieron con espejitos y cristales de colores y lo cambiaron a los aborígenes por oro y piedras preciosas. Este mito deja el supuesto que los indios eran ignorantes y los recién llegados demasiado vivos (y conocedores). Es cierto que se llevaron de aquí oro, muchísimo, y no solo eso, pero también es cierto que no eran los más lucidos y conocedores del tema. Cuento aquí la siguiente anécdota: cuando los soldados españoles de la expedición de Francisco Pizarro a Perú, en 1532, hallaron esmeraldas tan grandes como huevos de paloma, en la creencia equivocada de que las esmeraldas verdaderas podían ser rotas, golpearon con piedras y martillos sus hallazgos y cuando las gemas fueron destrozadas, decidieron que todo lo que habían encontrado era cristal de color.

 

Esto me recuerda a cuando encontraron los rollos del Mar Muerto, lo que disparo búsquedas arqueológicas por la zona. Algunos arqueólogos oían a los lugareños que les decían donde había rollos similares, pero no eran muy específicos en sus indicaciones, así que los científicos les dijeron que les pagarían una cifra (digamos 10 dólares) por cada pedazo de pieza antigua que encuentres. ¿Y que hicieron los lugareños?, pues lo lógico para ellos, si un pergamino con una superficie de 20 cm² vale 10 dólares y dos con trozos con la mitad de superficie cada uno sale 20, cortémonos en 8 pedazos.

Y así los científicos obtuvieron un rompecabezas con piezas increíblemente pequeñas de papiros antiguos. Pero ese es otro tema….

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