miércoles, 21 de diciembre de 2011

Visitando un museo

Caminar por Paris, en casi toda su superficie, es pasear por un museo a cielo abierto. O sea, no hay que esperar a entrar en un museo para ver obras de arte, sean estatuas, frontispicios, fotografías, y demás expresiones artísticas.

Pero cabe destacar que hay ciertos lugares donde las "salas" de este gran museo al aire libre están especialmente cargadas de obras. A nadie escapa que uno de estos sitios es el Jardin de Tulleries.

 

Tulleries es un jardín de cerca de un kilómetro de largo y poco mas de 300 metros de ancho que contiene hermosas obras de arte, dentro de lo que es en si mismo una obra de arte: el propio jardín.

 

En esta "sala de Tulleries", de este museo a cielo abierto que es Paris, recomiendo al paseante no dejar de lado algunas maravillas y detenerse un instante en algunas. Y digo paseante porque es la mejor (o la única) forma de recorrer Paris, pero mas aun el Jardín de Tulleries, ya que al hacerlo estamos manteniendo una tradición de siglos. Tradición comenzada por la nobleza ya que hay que tener en cuenta que el paseo público "común" no era algo que existiese.

 

A lo que me refiero es que tener un terreno cerrado y "paisajeado" (no se si existe esta palabra, posiblemente mi mujer que estudio paisajismo se ría al leerla) y además cuyas plantas y árboles estaban solo destinadas a hacer mas agradable el paseo era algo que estaba en posesión solo de los mas ricos. Solo ciertos privilegiados, abadías y aristócratas lo poseían. Estos jardines no eran abiertos y  muy poco lo hacían al público, y siempre para un público restringido.

 

Por el siglo XVII la ciudad se abre, la monarquía absoluta esta en su punto más alto y se sirve de la arquitectura y de los paisajes de los jardines para reflejar con ellos una serie de tópicos pretendidos por la realeza y que son de alguna forma el espíritu de la época.

 

Los jardines comienzan a ser lugares para ver y ser visto, para divertirse, para descubrir y para encontrarse y podríamos decir que hasta hoy se mantiene la tradición. Tradición de pasear sin rumbo fijo por estos jardines que tiene otros significados, uno el de caminar por el primer jardín público de Paris, ordenado por Luis XIV y realizado por Andre Le Nôtre. Dos la de encontrarse con obras increíbles (como la que ilustra este artículo) de Nicolas Coustou, "La Seine et la Marne'".

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