domingo, 1 de enero de 2012

Uppercut bermellon

Hace un tiempo les conté como no solo en el rock, sino también en un ambiente tan refinado como en la ópera el público se agarra a las trompadas, hoy les quería contar de otro ámbito en donde en general se piensa que se es pacifico, pero, al estar conformado por seres humanos, allí también se da todo lo que se da en los grupos humanos.

 

Posiblemente algunos de ustedes sabrán que Miguel Ángel Buonarroti, el célebre escultor, pintor, arquitecto y poeta, era un ser solitario, de carácter digamos difícil, aislado y enfrentado al mundo, en cierta ocasión escribía en sus cartas "No tengo amigos y no los quiero", él no quería formar a discípulos, no tuvo ni quiso tener el don de la enseñanza. Ese carácter fogoso y apasionado, en varias ocasiones, llegó a las manos con sus condiscípulos, por ejemplo con Torrigiano, quien no era tampoco ningún pintor amanerado ni nada que s ele parece y se trenzo a las trompadas con Miguel Ángel. Miguel Ángel salió mal parado de la pelea, no solo porque cobro bien, sino también porque Torrigiano le desfiguro la nariz para toda la vida.

 

Otra anécdota es la que incluye a Leonardo Da Vinci, aclarándoles que fueron contemporáneos con una diferencia, Leonardo era mayor unos 23 años.

Resulta que en la Republica de Florencia a través de la Signoria (una suerte de primer ministro del consejo de gobierno) le encarga a Da Vinci que pinte un enorme mural en la gran sala llamada Maggiore Consiglio en el Palazzo Vecchio. Leonardo por entonces tenía 51 años y era una celebridad. Fue una decisión arriesgada, porque el artista acababa pocas obras en las que se veía involucrado, aunque este era un encargo oficial y de envergadura, por lo que el toscano acepto encantado. Cuando no llevaba ni un año trabajando a medio ritmo, como era lo normal en él, la ciudad encarga nada menos que a Miguel Ángel Buonaroti que pinte un fresco en la misma sala pero en la pared opuesta. Habría que agregar a esto que Leonardo y Miguel Ángel no se llevaban bien, el primero estuvo en el consejo para determinar la posición del David, una de las obras maestras de Buonarroti, y en su opinión lo que se tenia que hacer era '…ponerla detrás de un murete frente al Palazzo Vecchio, paraque no moleste en las procesiones y actos públicos'. Su recomendación, finalmente, no fue escuchada y pusieron la estatua en medio de la plaza de la Signoria, donde actualmente aun esta una copia a tamaño natural. A Miguel Ángel, les aseguro, no le gusto nada la actitud de Leonardo para con él. Por otra parte es lógico que se enojase porque, algo hay de verdad en la envidia (seguramente sana) que sentía da Vinci por el joven escultor, poeta, arquitecto y pintor de casi 30 años. El problema es que, como ya les dije, Buonarroti tenía muy mal carácter y tuvieron por lo menos dos agarradas formidables.

 

Para que tengan una idea de cómo se llevaban hay una anécdota que cuenta que unos hombres charlaban con Leonardo en la calle y le preguntaron si podía aclararles un asunto literario, en concreto, sobre unos versos de Dante. El maestro, viendo que en esos momentos pasaba Miguel Ángel por allí, les dijo que se lo preguntasen a él (solo para molestarlo), pero Miguel Ángel, nada mas oír lo que decía da Vinci, giró inmediatamente y le espetó 'porque no se lo aclaras tu, que diseñaste un caballo para fundirlo en bronce y, al no poder hacerlo, tuviste que abandonarlo, cubriéndote de vergüenza', sin  que este argumento tenga nada que ver, pero que a Leonardo le dolía y yéndose después, lo que dejo a Leonardo con la palabra en la boca y lo hizo poner rojo de ira.

 

El caso es que hacia unos años Leonardo había proyectado una enorme estatua ecuestre que no paso de la etapa de modelaje en arcilla; por culpa de la guerra que iban a entablar en breve con los franceses (y que perdieron), ya que todo el metal preparado para la escultura fue utilizado mas tarde para fundir cañones y proyectiles. En esta estatua Da Vinci se había propuesto un desafío fantástico; el de fundirla de una pieza. Una monumental tarea, muy compleja técnicamente y en la que todo el mundo dudaba que se pudiera llevar a cabo. A eso se refería Miguel Ángel cuando le espeto aquella frase, criticando la forma de trabajar de su colega y atacando donde mas le dolía al de da Vinci.

 

 Y, en fin!... después de todo eran dos italianos, no?

 

 

PD/Para los que quieran conocer más sobre el carácter de Miguel Ángel, es imprescindible el libro de Wittkower,"Nacidos bajo el signo de Saturno". Genio y temperamento de los artistas desde la Antigüedad hasta la Revolución Francesa y Leer el Capitulo IV "Conducta excéntrica y nobles modales" (Pag. 76).

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