miércoles, 27 de enero de 2010

No hay peor ciego ....

Pese a estos extraordinarios resultados, Semmelweis se encontraba en un medio recalcitrante (por aquella época, el medio de la salud lo era, pero por suerte supo evolucionar y ahora no tiene nada de obstinado o aferrado a conductas atávicas) y sea por vanidad o por envidia, los principales cirujanos y obstetras europeos ignoran o rechazan su descubrimiento. Incluso llegan a afirmar que no es posible reproducir los resultados de su experimento, y que había falseado las estadísticas obtenidas. Solo cinco profesores le mostrarán apoyo público: Skoda, Rokitansky, Hébra, Heller y Helm. Pero pese a estos cinco grandes profesores que lo apoyan, el doctor Klein interviene y emite su opinión desfavorable, e incluso ridiculiza a Ignaz y Semmelweis es nuevamente expulsado.

Supongo que a ustedes, hoy en día, les parece una tontería, o algo de ignorantes, rechazar el simple gesto de lavarse las manos. Bueno, uno de los médicos que acabo de nombrar, el doctor Hebra dijo "Cuando se haga la Historia de los errores humanos se encontrarán difícilmente ejemplos de esta clase y provocará asombro que hombres tan competentes, tan especializados, pudiesen, en su propia ciencia, ser tan ciegos, tan estúpidos".

 

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