miércoles, 8 de junio de 2011

Diseño divino 3°

Sigo con los errores de razonamiento.

Imaginemos que nos preparamos para un brote de una enfermedad poco común, y los pronósticos dicen que acabara con la vida de 600 personas. Los médicos nos propones dos programas alternativos para combatir la enfermedad. Supongamos que los cálculos científicos exactos de dichos programas son los siguientes:

Si se adopta el programa A, se salvarán 200 personas.
Si se adopta el programa B, existe un tercio de probabilidades de que se salven 600 personas y dos tercios de que no se salve nadie.

La mayoría de la gente elegiría el programa A, para no poner la vida de todos en peligro. Pero las preferencias de las personas dan un vuelco si se plantean de la siguiente manera:

Si se adopta el programa A, morirán 400 personas.
Si se adopta el programa B, existe un tercio de probabilidades de que no muera nadie y dos tercios de que mueran 600 personas.

Es que, por alguna razón,"salvar 200 vidas" de 600 parece una buena idea, mientras que "dejar morir a 400", de las mismas 600, parece una mala opción, pese a que representan exactamente el mismo resultado. Sólo se ha cambiado la forma de expresar la pregunta. Es lo que en mis años de estudio de psicología se llaman "encuadre" y que mi amigo Robertiño me contó que en la facultad de Derecho se enseñaba aprendiendo a preguntar para obtener la respuesta deseada con aquel famoso ejemplo de un monaguillo que le pregunta al Cura, "padre, puedo fumar mientras rezo" obteniendo una respuesta negativa, o le pregunta "padre, puedo rezar mientras fumo" obteniendo una respuesta positiva.

Sabemos también que este tipo de "encuadre" es usado para conseguir respuestas deseadas también en política, publicidad. Ningún político va a decir que estaría bien poner un "impuesto de defunción" pero si diría que esta bien un "impuesto de sucesiones", y una comunidad de la que se dice que tiene un índice de delincuencia del 3,7% es mucho más probable que reciba recursos que otra de la que se dice que está exenta de delincuencia en un 96,3%. Y ni hablar si conviene citar cifras y no porcentajes.

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