martes, 10 de abril de 2012

multiplicar

Mi mujer leyó el artículo de ayer sobre el cuadro de Miguel Ángel. Me recordó aquel personaje bíblico llamado Onan, quien a la muerte de su hermano se niega a hacerle hijos a la viuda de este y prefiere "dejar su simiente perderse en la tierra" (no se dice como, así que uno puede imaginar muchos modos).

Lo que es reprochable desde el punto de vista del Creador, parece ser, es el acto sexual sin sentido procreador. Así que de no haber llegado ese ángel que le ofrece la fruta prohibida, de todos modos estaban condenados.

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