martes, 15 de mayo de 2007

Camino a Waterloo, subiendo a Paris

Me distraigo un poco de Europa porque quisiera hacer un mínimo párrafo siempre desatendido, incluso por los latinoamericanos, de lo que represento Napoleón para América. Y para mi es de hacer notar que Napoleón es fundamental en nuestra independencia. Su intervención en España, las abdicaciones de Carlos IV y de Fernando VII, la entrega del trono español a su hermano José, el manejo que dio Francia al proceso de independencia de Haití tuvieron una enorme influencia en el desarrollo del Continente. Y como si todo esto fuera poco, la promulgación de la Constitución de Bayona en 1808 que reconocía la autonomía de las provincias americanas del dominio español y sus pretensiones de reinar sobre aquellos inmensos territorios. Todos estos puntos son elementos básicos para entender los movimientos de emancipación, aunque no son del todo hablados en nuestros manuales de historia, los que se limitan a decir que el rey de España "no estaba" debido a las invasiones napoleonicas.

 

 

Pero habíamos dejado a Napoleón en la Isla de Elba. Alli habia sido enviado por sus vencedores, y de forma humillante le permiten mantener su titulo de emperador, pero limitándole su imperio a la isla de tan solo 20 km. Napoleón sigue de cerca la política europea y se entera que los ingleses aun lo consideraban peligroso y querían desterrarlo a otra isla aun mas lejana y perdida.

La política europea y especialmente la francesa con Luis VIII se deteriora cada vez mas y el gobierno francés se vuelve poco a poco mas impopular. Los veteranos de guerra hablan de la época de oro del emperador, la gente se siente humillada...

 

En febrero de 1815 Napoleón decide volver y desembarca en Antibes. Desde allí hace la celebre marcha de Niza hasta Paris. Cuando llegan las noticias de que Napoleón pisaba suelo francés el gobierno se estremece y envía al Quinto Regimiento a detenerlo, a como de lugar. En Grenoble se encuentra Napoleón con su guardia personal y enfrente el Quinto Regimiento que venia a detenerlo. Los dos grupos se ven a la distancia y frenan a unos metros el uno del otro. Napoleón ordena a su guardia que se detenga y avanza él solo. Cerca del Regimiento que venia a detenerlo se apea de su caballo y avanza a paso decidido, hasta ponerse a tiro de los mosquetes. Una vez allí hace un silencio y grita sin abandonar la linea de tiro "Soldados del Quinto Regimiento, ustedes me reconocen y ustedes me conocen. Si algún hombre quiere disparar sobre su emperador, puede hacerlo ahora. Si hay algún hombre que quiera unirse a su emperador, que lo haga ahora". Hay un momento breve de silencio, el comandante Delesart no se atreve a dar la orden de fuego. De pronto, desde el fondo del regimiento uno de los soldados grita ¡"Vive L'Empereur"! y todos responden al unisono ¡"Vive l'Empereur!".

Napoleón suma a su guardia personal el Quinto Regimiento y continua la marcha. Luis XVIII enterado del suceso, sentencia a los soldados como traidores y manda otro regimiento a detenerlos. El nuevo regimiento se suma a la marcha de Napoleón. Otro nuevo regimiento y otra historia similar. Napoleón comienza a estar cada vez mas cerca de Paris y la gente sale a su encuentro con vítores y aliento. Son provistos de lo necesario para que continúen y nadie deja de alentarlos a su paso.

 

Unos días antes que Napoleón llegue a París, apareció escrito en el chateau del Rey Luis XVIII "Primo, no me envíes mas tropas, ya tengo demasiadas".

 

Napoleón llegó a París el 20 de marzo, sin disparar ni un solo tiro y aclamado por el pueblo. El rey Luis XVIII había huido la noche anterior, presa del pánico. Napoleón había levantando un ejército regular de 140.000 hombres y una fuerza voluntaria que rápidamente ascendió a alrededor de 200.000 soldados. Era el comienzo de los Cien Días.

 

 

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