sábado, 5 de noviembre de 2011

Es por prescripcion médica !

En el siglo XIX la medicina occidental decidió que el enema de humo de tabaco fuera un procedimiento médico a utilizar.

Por supuesto, para algunos pacientes fue difícil explicarle que el tratamiento para su enfermedad consistía en "insertar" un aparato para insuflar humo de tabaco en el recto de su propio organismo (lo que ahora llamaríamos enema), aunque en otros pacientes prendió rápido la idea y el habito (vicio).

El humo de tabaco "metido por el orificio anal" lo largo de esta época sirvió para tratar de curar infinitas enfermedades y dolencias, desde el típico dolor de cabeza que todo el mundo ha sufrido alguna vez, hasta insuficiencias respiratorias.

El uso de este tratamiento, y su impulso llegó a tal punto que se creía que podía sanar los dolores de estómago, incluso se utilizaba para reanimar a víctimas de ahogamiento. ¡Ahogados vueltos a la vida con humo! Tan curioso como que su uso se igualo a la respiración artificial.

Y tuvieron que pasar muchos años hasta que, un científico inglés de nombre Benjamin Brodie consiguió demostrar que la nicotina, que es el principal agente activo del humo del tabaco, introducido en el cuerpo humano se convertía en un veneno contra el corazón que conseguía parar la circulación de la sangre en los animales con los que experimento.

Aquel informe llevó a la casi eliminación de los tratamientos de enemas de humo de tabaco entre los médicos aunque algunos se resistieron a dejarlo (me refiero a los pacientes).




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